Esta vez son sólo cuatro días y, si bien el inicio vuelve a ser Reinosa (ya tengo abono en el tren este nocturno), ahora el sentido de marcha será hacia el este y la vuelta desde Santander, a donde llegaré de alguna manera indeterminada. Del 29 de octubre al 1 de noviembre de 2005.

Día 1: Reinosa – Sel del Hoyo

Mi ya querido saco con hombreras en su segundo viaje. Aquí, en la cima del somo Marojo, sobre el valle de Luena. No parece que haga malo ni nada pero alguna ráfaga que me pilló desprevenido casi me tira.

Somo Marojo

Primera noche en un prado junto a la aldea de Sel del Hoyo, buscando parapeto en los árboles. Me temo que, en esta ruta, el Siltoldo no se va a poder levantar mucho del suelo. Aquí, tenso y preparado para lo que le caiga.

En Sel del Hoyo

Día 2: Sel del Hoyo – Vega de Pas

El sendero es claro y precioso, dentro del hayedo, camino de la majada de Tejeda, sólo que ni siquiera sé si esto es parte del GR o no… yo avanzo…

Hayedo

Hasta este momento, no habían caído más que gotas sueltas pero para cuando terminé de montar campamento estaba ya lloviendo de verdad. Vega de Pas está ahí abajo, a escasa media hora de camino. Fue difícil decidir quedarme en este, por otra parte, bonito prado y renunciar a una buena cena y confortable cama, con la que se venía encima… había mucho viento también pero hice algo de «trampa» y parapeté el siltoldo detrás de una cabaña de pastores que he omitido en la foto. Dormí muy bien y, a la postre, me alegré de haberme quedado aquí.

Campamento en prado

Condiciones difíciles para un hornillo de alcohol, sobre todo para uno tan cutre como el mío; aprovechando, aquí, los parapetos «naturales» (el muro de la cabaña) para conseguir hacerlo funcionar a pesar del vendaval.

Agua caliente para la cena

Día 3: Vega de Pas – San Roque de Riomiera

Vega de Pas. El tiempo se había mantenido cubierto y lluvioso hasta el amanecer pero, milagrosamente, se despejó y la mañana ofreció luces preciosas, con el sol filtrándose entre las nubes.

Vega de Pas

El Valle de Carriedo es la zona más abierta, menos encajonada entre montañas y más llena de colinas y prados siempre verdes de toda la ruta. El día se mantuvo soleado y escasamente ventoso, dando un ambiente casi bucólico que contrastaba con la angustia de los días anteriores. Bueno, no duraría mucho; por la tarde, empezaron a aparecer más nubarrones sólidos por el sur.

Carriedo

La guía decía que en San Roque de Riomiera había un camping y, según bajaba hacia el fondo del estrecho valle, pensaba que no cabía un camping ahí… pero sí, era uno pequeñito y, debo decir, muy agradable. Esta es la portada:

San Roque de Riomiera

Siltoldo en configuración «estoy-en-un-camping-a-ver-cómo-hago-que-esto-parezca-una-tienda», aprovechando el seto como parapeto visual; aquí estoy en el mismísimo fondo del valle de Riomiera, muy profundo y estrecho, y no hace ni gota de viento; eso sí, acaba lloviendo, como ya se intuía por las nubes que venían. Me tomé mi rato para colocar el Silsuelo como se supone que debe colocarse, en lugar de los engendros que había montado en noches anteriores.

Día 4: San Roque de Riomiera – Arredondo

Las montañas más grandes, para el último día. Prados verdes en la majada de Sota y, el resto, a más de 1000 m. de altitud, ese paisaje pardo que tanto me recuerda a las tierras altas de Escocia (algo deben tener que ver)

Majada de Sota

Precioso hayedo en Montecrespo. Parece que hace bueno y todo pero el sol salía tímido sólo a ratos entre las consabidas nubes negroscuras, que seguían ahí. La bajada hacia el valle de Soba es, probablemente, lo más bonito y «montañoso» de toda la ruta, a través del parque natural Collados del Asón.

Hayedo en Montecrespo

Increíble, a estas alturas y, casi, irónico: después de jornadas de abandono, sin señales o con señales incluso mal colocadas y equívocas, me encuentro con este lujoso cartel. A buenas horas… El sitio era muy bonito, una cubeta de origen glacial, el hoyo de Bernavinto.

Hoyo de Bernavinto

Llegado al Collado del Asón, renuncio a completar el recorrido (me dejo una etapa), ya que debo ocuparme de llegar a Santander esta misma noche y caminar más hacia el este significaría alejarme, a medida que se me hace tarde… decido bajar por la carretera hacia Arredondo y, por el camino, capto la conocida imagen de la cascada que da nacimiento al río Asón. La de las postales está más surtida de agua pero cuando yo pasé por aquí estaba bastante famélica. El lugar es espectacular, de todas formas. Lástima de carretera. A quién se le ocurre hacer carreteras en estos sitios tan bonitos…

Cascada del Asón