Necesitamos algo que nos proteja de viento y lluvia. Cualquier material impermeable al viento lo va a ser también al agua; al revés, no necesariamente pero, para el caso, podemos asumir ambas características como sinónimas. Necesitaremos que sea resistente, tanto a la tracción como a la abrasión, duradero, ligero y plegable.  Nuestros nombres son nylon, poliéster, poliuretano y silicona.

Una simple lámina de plástico serviría, funciona y es insultantemente barato y sencillo pero para cumplir con las características de resistencia y durabilidad necesitaría ser, probablemente, más grueso de lo que el imperativo de ligereza puede admitir; más aún, el plástico no se puede coser (al menos, no por métodos tradicionales), con lo que crear formas mínimamente complejas es complicado.

El nylon y el poliéster son telas. Son sintéticas, esto es, las fibras no se obtienen a partir de un elemento natural pero, por lo demás, son telas con todas las de la ley. Las fibras se trenzan como se haría con algodón, seda o cualquier otro material y el resultado final es una lámina de tejido. Nylon y poliéster, en sus infinitas variedades, comparten características de resistencia y ligereza que les hacen idóneos para su aplicación en tiendas de campaña y similares.

La elección entre nylon y poliéster supone un compromiso. El nylon es más resistente, lo que redunda en un producto final más ligero, ya que se requeriría un tejido más grueso si la base fuera de poliéster para igualar las prestaciones; por otro lado, el nylon tiene más capacidad de absorción de agua, lo que provoca que una lona de nylon mojada incremente considerablemente su peso y presente cierta tendencia a dar de sí, lo que supone un problema en una aplicación en la que la tensión en la tela es importante. Con todo, el nylon es el material más utilizado para lonas de tiendas de campaña y similares.

Ahora bien, ni el nylon ni el poliéster son impermeables. Utilizando alta densidad de fibras en el tejido, se puede conseguir un producto final con resistencia a viento y agua pero esto no es suficiente para garantizar impermeabilidad a largo plazo. Para conseguir impermeabilidad, se impregna el tejido con una fina lámina de algún material monolítico. Típicamente se recurre al poliuretano, material sintético cuyas características y propiedades físicas se me escapan pero que, en definitiva, se aplica sobre una de las caras del tejido base, impregnando las fibras y formando una película que impide totalmente el paso del agua.

Como nada en esta vida resulta perfecto, el poliuretano tampoco. Resiste mal la abrasión y sufre mucho con la luz del sol; por ello, en todos los tejidos impregnados con poliuretano se coloca este en la que va a ser la cara interior, para que sea el nylon o poliéster quien se lleve los mamporros. Esto, obviamente, tampoco sale gratis, ya que es lo que posibilita que una lona de nylon pueda absorber y almacenar agua en su interior, pero es la única posibilidad de que el poliuretano pueda funcionar.

La silicona

Además de la ropa o el material de acampada, hay otros campos en los que se utilizan tejidos impermeables, resistentes, ligeros… es justo lo que se necesita para fabricar velas, parapentes, alas delta, cometas o globos aerostáticos. Aplicaciones todas ellas muy serias y en las que, como es fácil imaginar, se han empleado muchos recursos para investigar y conseguir productos mejores. Es de aquí de donde surge la combinación de nylon y silicona, también conocida como Silnylon.

El silnylon aúna un conjunto de circunstancias que lo hacen casi perfecto para su uso en lonas de protección frente a los elementos. Se trata de un tejido de nylon impregnado con silicona, la misma que se usa en cirugía o fontanería. También sirve para el material de aire libre.

La silicona es impermeable y el nylon sirve de base. Hasta aquí, nada extraordinario, sólo estamos poniendo silicona donde antes había poliuretano. Todo cambia cuando se realiza este proceso sobre un cierto tipo de nylon: un tejido muy ligero y fino que, por sí sólo, resultaría extremadamente frágil para la mayoría de aplicaciones pero que, precisamente por eso, permite que la silicona penetre entre las fibras, atravesando el material e impregnándolo por completo, de forma que no hay una cara interior y otra exterior. Esto no se conseguiría con un nylon más grueso. Las implicaciones de esta propiedad de esta precisa combinación de nylon y silicona son enormes: la silicona, al penetrar completamente, da al tejido resistencia adicional, con lo que se consigue un material que, siendo aún extremadamente ligero, es fuerte; por otro lado, la silicona es un material hidrófobo (es decir, que rechaza el agua) y, al impregnar el tejido, consigue que el agua no pueda ser absorbida por él. Una lona de silnylon no se empapa jamás, las gotas de agua siguen siendo gotas, manteniéndose en la superficie, no importa cuán pequeñas lleguen a ser al romperse. Tras una noche de lluvia continua, bastan unas buenas sacudidas para dejar una lona de silnylon prácticamente seca: ¡magia!

El silnylon es tan fino que permite incluso el paso de la luz, es decir, es translúcido, se puede ver a través de él. Es por eso que resulta casi increíble que sea tan resistente: magia, de nuevo.

Tarptent Rainshadow. Se transparenta el aislante a través del silnylon

El silnylon, en definitiva, es impermeable, hidrófobo y ligero y tiene una alta resistencia a la tracción. En el lado negativo, no es tan sólido frente a la abrasión y arde con facilidad. Con todo, resulta un material excepcional y permite construir refugios sólidos y fiables con un peso increíblemente bajo.