Dormir bajo un toldo abierto al mundo tiene sus ventajas, tanto objetivas como subjetivas, pero también alguna pega evidente: los bichos nos pueden rondar.

Piramirred

En general, los dichos bichos no quieren saber nada de nosotros y, aunque ronden, nos dejarán en paz. Como mucho, alguno se nos subirá por encima pero más bien por despiste y sin intención dañina. Todos salvo unos: los que nos quieren para alimentarse. Afortunadamente, estos son relativamente pocos y son pequeños: vuelan, pican y, si sólo fuera por la ridícula cantidad de sangre que nos sacan, lo dejaríamos estar pero también inyectan cosas que no queremos ver en nuestro cuerpo.

Según lugar y época, la protección contra insectos durante la noche puede ser fundamental, imprescindible para poder pegar ojo.

Plantemiento

Se trata de integrar la protección frente a los insectos en un refugio tipo toldo y hacerlo de forma que pese lo menos posible sin olvidar que debe permitirnos dormir bien, despreocupados, libres del acoso de los mosquitos y demás bichos voladores chupasangres.

El refugio anti-insectos será independiente del toldo utilizado e, idealmente, se podrá utilizar también sin toldo. Bastará un soporte vertical cualquiera para colgarlo. Cuando utilicemos un toldo, el mismo soporte vertical (típicamente, un bastón, árbol, rama…) servirá para los dos. Normalmente, los toldos suelen tener algún enganche en su parte inferior para colgar cosas de ahí; una de dichas «cosas» suele ser una red anti-insectos.

En el fondo, es como una tienda interior en versión reducida y hecha de algún tipo de redecilla. Bastará con que nos cubra la zona de la cabeza, que es lo que queda al descubierto durante la noche. Conviene que se extienda un poco tronco abajo, para permitirnos dar vueltas sin salirnos y poder también abrir un poco el saco (para cuando hace calor) manteniendo la zona que quede fuera del saco aún bajo la redecilla.

Construcción

La forma piramidal es muy adecuada: cuelga de un único punto, lo cual es importante porque, seguramente, sólo tendremos un punto del que sujetarlo; y, claro, una pirámide es amplia en la base, donde necesitamos el espacio.

Hay que proveer alguna forma de anclaje para las cuatro esquinas. Los ubicuos enganches de cinta plana nunca están de más y casi no pesan nada; los podemos usar para clavar la red al suelo con piquetas o se pueden usar trozos de cuerda para enlazar con las piquetas que sujetan el toldo o con cualquier otra cosa que esté a mano. Adicionalmente, incluyo un pequeño bolsillo en cada esquina que sirve para meter cualquier cosa que pese, como forma sencilla de mantener el conjunto estable y en su sitio.

La red pesa muy poco y no son necesarias grandes tensiones, por lo que el anclaje puede ser muy simple. Basta con que se mantenga en su sitio a pesar de los movimientos del durmiente.

Material: redecilla Nanoseeum1, disponible a través de Thru-hiker.com

Dimensiones: alto, 53 cm.; base, 77 cm.; arista, 76 cm.

Peso: 35 gr (sin cuerdas)

En uso, hará falta al menos una corta cuerda para colgar el vértice de la pirámide.

En casa, me sirvo de un trípode para hacer de soporte vertical (para el caso, es lo mismo):

Piramirred con saco y ocupante

  1. «Nanoseeum» es una evolución del ya de por sí cabalístico término «Noseeum». Una redecilla «noseeum» es una red muy fina, con orificios lo suficientemente pequeños como para no dejar pasar a los más pequeños insectos, los no-see-um’s. They’re so small than «you don’t see um» (esto es, you don’t see *them*). Lo del Nano- es el cuasi-estándar en el ámbito UL para denominar a las versiones más ligeras posible de los materiales