This entry is part 35 of 118 in the series PCT Relato Completo

Distancia: 18 m / 30 km. Acumulado: 1115 m / 1795 km

El día de hoy nos trae un cambio radical de escenario: después de dos meses de granito, hoy aparecen las rocas volcánicas. Montañas enteras.

Y, para variar, tampoco tenemos grandes torrentes que cruzar; de hecho, sólo hay uno y es facilito. Desde ahí, de repente, las montañas se hacen oscuras y podemos ver cómo el mismo suelo cambia bajo nuestros pies.

En realidad, ya hemos encontrado terreno volcánico antes pero no de este dramatismo. Aparentemente, aquí, el terreno no sólo es volcánico sino, además, relativamente joven. No me sé los datos; me baso sólo en las formas que tengo delante.

Hoy, el problema previsto está en el retorno a la cresta, una cresta que promete ser espectacular pero que está íntegramente por encima de 3000 metros y donde, por tanto, esperamos, tememos, encontrar mucha nieve. Y la novedad no es la nieve en sí sino el terreno, muy expuesto.

A la vista de la ladera por la que hay que subir, las noticias no parecen del todo malas: hay nieve pero parece que la cresta va a estar mayormente despejada. El ascenso es trabajoso pero merece la pena: una vez arriba, las vistas son inmensas y casi tan impresionantes como aquellas de la Alta Sierra. Y, efectivamente, la cresta está despejada.

Parada obligada; los panoramas no podían ser mejores

Paramos a descansar en este lugar y hacemos la foto de grupo. Era hora: la Dirty Dozen, como tal, toca a su fin; al final del día, Mike y Herman nos abandonan para tomarse un par de días de descanso. Les echaremos de menos.

The Dirty Dozen. De izquierda a derecha: Swiss Miss, Pang, Three Gallon, Rainskirt, Go-Big, Sunny, Tadpole, Rita, Herman, Rolling Thunder, Mike y Suggar Daddy

Huelga decir que hoy llegamos a una carretera, y una muy alta, por cierto: 2886 metros en Sonora Pass. Intuyo que estará abierta sólo unos pocos meses al año. Es ahí donde Mike y Herman buscarán transporte hacia el desierto. Hacia el otro lado, no hay poblaciones pero sí un establecimiento turístico donde algunos, parece, tienen intención de ir a cenar para luego volver… si les da tiempo a encontrar quien les lleve. La otra cita es más curiosa; al menos, para mí: resulta que la familia de Go-Big vive en el centro de California y le están «siguiendo» en su viaje, quedando con él aquí y allá, donde el PCT encuentra una carretera y les viene bien. Go-Big ha quedado con sus padres mañana por la mañana en Sonora Pass.

La travesía por la cresta es de lo más impresionante que he visto en todo el viaje, hasta ahora. En la Alta Sierra, la sensación era más especial y, el paisaje, más extremo pero allí no caminábamos sobre el filo de la navaja; nunca éramos lo más alto en lontananza. Aquí, tenemos el mundo a nuestros pies mientras avanzamos. Un panorama eterno de mar de montañas.

El terreno está casi desprovisto de vegetación y, cuando el sendero cae sobre las laderas para enlazar collados cresteros, pisamos abundante nieve, otra vez, aunque sin mayor problema, está en un buen estado de consistencia.

Sobre las faldas de Leavitt Peak

Cuando llegamos al final de la cresta previa al profundo collado que aloja la carretera, Rolling Thunder analiza el terreno y anuncia que, allí, podemos hacer el descenso deslizado más largo de todo el viaje. Algunos prefieren jugar seguro y bajar por el intermitentemente cubierto sendero pero, a pesar de que yo no tengo prisa (no voy a hacer auto-stop en la carretera), deslizar me parece demasiado divertido como para perdérmelo. Más de 300 metros verticales de descenso ininterrumpido, con la nieve en el punto justo. Culo mojado pero, sin duda, ha merecido la pena.

En Sonora Pass, nada más llegar, los que pretendían hacer auto-stop no tienen ni que levantar el dedo: un coche para, él solito, para preguntarnos si necesitamos ir a algún lado. Si es que así da gusto… y no sólo eso sino que aceptan esperar a los que aún están bajando (los que no han deslizado) y, mientras, nos sacan comida y bebida que llevaban: uvas, cervezas, algo de embutido… trail magic.

Sunny y Tadpole se hacen sitio

Mañana por la mañana, llegarán aquí los padres de Go-Big con provisiones para unos cuantos del grupo y (seguro) cosas ricas para todos. Pasaremos la noche aquí, salvo Mike y Herman, que nos dejan. Por el momento, sólo Go-Big, Rita y yo nos quedamos. El resto, han decidido ir por esa excursión a Kennedy Meadows North (nada que ver con el más famoso, en el PCT, Kennedy Meadows South), donde se pondrán las botas para luego intentar volver antes de anochecer a Sonora Pass.

Cuando ya oscurece y nos estamos yendo a dormir, aparecen los siete. En el fondo, no dudábamos que encontrarían quien les trajera, a pesar de lo poco concurrido de esta carretera. La gente, en esta zona muy poco habitada, nos dice Go-Big, es muy amable. Me lo creo; ya hemos tenido más de una prueba en directo.

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