This entry is part 84 of 118 in the series PCT Relato Completo

Distancia: 33 m / 53 km. Acumulado: 2186 m / 3519 km

Ollalie Lake es, probablemente, junto a Vermillion Valley, la estación más remota de todo el PCT; un montón de kms. de pista son necesarios para llegar aquí desde la carretera más cercana. Como suele ser habitual, se trata de un establecimiento extremadamente rústico, enfocado a gente que quiere pasar unos días de relax junto al lago. No hay electricidad ni teléfono ni ningún servicio salvo la minúscula tienda. Técnicamente, no necesito nada del lugar pero, ya que he pasado la noche a unos pocos minutos, no cuesta nada acercarse por la mañana y comprar algún capricho.

El empleado de la tienda está muy parlanchín; él mismo reconoce que no tiene mucha ocasión de charlar con nadie. Un café caliente y un bollo sientan muy bien para empezar en otra fría mañana.

La postal perfecta de Ollalie Lake: el lago y el monte Jefferson

Suggar Daddy y los suizos siguen con su régimen de madrugar mucho y salir temprano y les despido hasta más tarde. Una vez en ruta, vuelta a la rutina de bosque ininterrumpido, en continuo descenso. En un claro, re-encuentro a los tres, según completan su parada para desayunar, y caminamos juntos un rato. Tras un tramo en subida, aparece, por fin, aún a lo lejos, la pirámide perfecta del monte Hood; el que, probablemente, es el volcán más famoso de las Cascades en Oregón.

La guía anuncia que esta es la última ocasión de observar Hood en bastante rato; a partir de aquí, descenso prolongado, inmersión en el bosque para no salir. De hecho, es visible, también, esa larga serie de valles transversales como una infinita cubierta verde, ininterrumpida hasta que, allí, al fondo, la gran montaña rompe la monotonía poniendo un poco de roca en el panorama. Roca y glaciares; pero no llegaremos allí hasta mañana. El resto del día es rutina: caminar lo más allá posible, por terreno con desniveles escasos y vistas más escasas aún.

El interior de los bosques de Oregón

Hacia el final del día, hay que cruzar una desierta carretera, algo poco habitual en el PCT (por la carretera, no porque esté desierta) que da acceso a algunas zonas de acampada en el cercano lago Timothy. Allí, pero en el lado opuesto y con la tarde ya muy avanzada, me acerco a la orilla cuando veo un caminito lateral, señal clara de que por allí debe haber buen camping… para encontrarme con el sitio ya ocupado. Pero es demasiado tarde y estoy demasiado cansado para seguir adelante, así que me acerco y pregunto:

-¿te importa que acampe por aquí?
– ¡Claro que no! ¡ponte cómodo!

No hacía tanto que me había encontrado con un recibimiento no tan amistoso en una situación similar, así que agradezco que, en este caso, se trate de Paul, un thru-hiker de quien había oído hablar pero con el que no me había tropezado hasta ahora; curiosamente, él también me conocía de oídas. Un encanto de chaval, da gusto encontrarse con gente así.

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