This entry is part 104 of 118 in the series PCT Relato Completo

Distancia: 27 m / 43 km. Acumulado: 2619 m / 4215 km

Desde Pear Lake, continúa la tónica de tramos de cresta, espléndidos, con ocasionales bajadas a los collados que comunican los valles transversales. Sigue el buen tiempo aunque las temperaturas son frescas pero eso, en realidad, es lo mejor.

Si mencionaba que Alpine Lakes Wilderness, en la sección anterior, tenía ya ese sabor que yo recordaba de las Cascades del norte, la sensación se amplifica en Henry M. Jackson Wilderness: los grandes picos, que los hay, están un poco más apartados que durante la semana anterior pero la sensación de aislamiento es aún mayor. De aquí hacia el norte, esto son todo montañas; grandes montañas y enormes extensiones inhabitadas.

Glacier Peak se va acercando, aunque su cara sur, la menos glaciada, es también la menos espectacular, pero es una buena boya.

Valles a izquierda y derecha, bosques infinitos en ellos. En la cresta, exquisita mezcla de roca, praderas y bosque, según la altitud y exposición. Voy recordando los puntos reseñables según los cruzo: Saddle Gap, Cady Pass, los montes sin nombre (de los que hay muchos en esta zona) y también los que sí lo tienen, como el pico Skykomish, a cuya vera se encuentra el precioso lago Sally Ann, hoy vacío, en fuerte contraste con lo «poblado» que nos lo encontramos cuando pasamos por aquí en 2004. Muchos más recuerdos se agolpan.

Hago pausa para comer y descansar pero es necesariamente breve; continúo la travesía por la cresta, tan espectacular como la encontré la otra vez; más, si cabe, por el añadido de los incipientes tonos otoñales, que van añadiendo esa nota de color y dramatismo al paisaje. La estación avanza y eso es motivo de cierta urgencia (más psicológica que otra cosa… de momento) pero también trae panoramas nuevos y cambiantes. Y los colores del otoño siempre han sido un acontecimiento especial.

Tonos otoñales en la cresta, Henry M. Jackson Wilderness

Más y más inmensidad montañosa. Es abrumador; sobre todo, cuando piensas que todos esos valles siguen inhabitados y prácticamente vírgenes. Como mucho, algunos tienen un sendero; el resto, nada. Y ahí abajo, en esos valles, habitan tantos seres vivos… osos, ciervos, alces… yo qué sé, no me los sé todos, pero no puedo, ni quiero, evitar pensar en la inmensa biodiversidad y riqueza de la naturaleza… cuando la dejamos en paz. Espero que siga siendo así por mucho tiempo en las Cascades. Esto no es ya una reserva natural; es una reserva espiritual.

Llego al flanqueo de Kodak Peak y, con ello, a la puerta de Glacier Peak Wilderness. Pasado el contrafuerte de la montaña, ahí aparece una vista más del gran pico, ya más cerca y, un poco más allá, esa señal que tan bien recuerdo que anuncia la «frontera» entre ambas zonas Wilderness.

Después de tantos kilómetros por las alturas, viendo pasar los valles transversales, llega por fin el momento de bajar a uno de ellos. El PCT seguirá de frente por la cresta un buen rato más, hasta llegar a la base de Glacier Peak, pero esta es la zona afectada por el temporal de 2003 y cerrada desde entonces. Laderas enteras se vinieron abajo y desaparecieron todos los puentes sobre ríos que, según condiciones, pueden ser difíciles y hasta imposibles de vadear. El flanqueo de Glacier Peak se hace, ahora, por el este, utilizando senderos alternativos de calidad sensiblemente inferior al PCT pero con sólo un par de vadeos menores. La parte este de las montañas resultó mucho menos afectada por el temporal y los senderos se conservaron mejor.

Reconozco las laderas de Indian Peak, que flanquean el valle de Indian Creek, por donde tendré que bajar y es ya cuestión de minutos llegar al collado donde abandono el PCT. Como en 2004, hay una señal temporal que indica el desvío. Tardaré dos días en volver al PCT. Bueno… debería haber tardado dos días. Tal como salieron las cosas, fueron unos cuantos más…

Abandono el PCT en Indian Pass

El sendero del valle de Indian Creek es poco más que una tenue traza entre la vegetación. Así estaba en 2004 y así sigue en 2006 pero, si por entonces lo hicimos cuesta arriba sin mayor problema, no debería ser obstáculo ahora, cuesta abajo. Largo descenso por un valle relativamente amplio, flanqueado por grandes montañas, con algún pequeño grupo glaciar en sus alturas.

Ese es el valle por el que hay que bajar

Tengo que descender el valle completo, hasta su confluencia con otro más en el White River, y seguir descendiendo hasta un puente que permita cruzar dicho río para volver a subir. Ya se ha acabado la bucólica cresta, ahora hay que subir y bajar; una y otra vez. Valga decir que, en Glacier Peak, fue imposible trazar un sendero de altura que lo flanqueara cerca del límite del bosque (como en Adams, Hood o Jefferson), evitando así los inconvenientes inherentes a un sendero de baja altitud: grandes ríos, constantes subidas y bajadas. Glacier Peak, como todos los grandes picos de las Cascades septentrionales, recibe una cantidad brutal de nieve durante el invierno y eso hizo imposible una ruta elevada; habría aludes casi todo el año. Y, claro, luego llega un temporal como el del otoño de 2003 (de relevancia histórica) y los ríos se llevan por delante los puentes y hasta el propio sendero queda destruído por corrimientos de tierra. Eso es lo que le pasó al PCT en su recorrido por las laderas oeste de Glacier Peak, razón por la que la ruta se encuentra permanentemente desviada por el flanco este, donde la ruta es, si cabe, más tortuosa. No está claro siquiera que vayan a intentar reconstruir el PCT oficial; básicamente, piensan, y con razón, que puede volver a pasar. La naturaleza es aún poderosa en las Cascades.

El cambio de escenario a un sendero de peor calidad sienta mal, hay que readaptar la cabeza pero, sobre todo, hay que avanzar lo más posible para poder cruzar High Pass mañana, antes de que llegue el mal tiempo. Así, me esmero en el progreso y llego al final de Indian Creek a buena hora.

Indian Creek desagua sobre el White River, nombre apropiado a sus blanquecinas aguas de origen glacial. La siguiente subida comienza ahí enfrente, al otro lado del río, pero aquí no hay puente; el puente está un montón de kms. más abajo, kilómetros que hay que recorrer primero aguas abajo y, luego, arriba, por la orilla de enfrente. Vadear el río es tentador (ahorraría mucho camino) pero el White River es bastante grande y sus orillas son un caos de vegetación densa. Y no sé qué me causa más rechazo. Decido ir por lo fácil, río abajo hacia el puente, pero pienso echar un vistazo al cauce en la primera ocasión en que el sendero se acerque a él.

Así lo hago. Veo al White River considerablemente más bajo de caudal que en 2004, cosa normal porque entonces era mitad de agosto y ahora es ya septiembre y hace fresco. Parece vadeable. Pienso en todo lo que me ahorraría, veo el talud que tengo que salvar hasta el cauce y la vegetación de la otra orilla (y, claro, no veo el sendero al otro lado, que tendría que buscar…) y decido ir por ello.

Me doy una buena ostia bajando el talud pero el vadeo va sin problemas, muy fácil. Qué gracia, hacía mucho que no vadeaba ríos, qué tiempos, los de los pies mojados… cruzar la «selva» del otro lado es la parte peor pero, con un poco de paciencia y buscando los huecos, consigo progresar y, en pocos minutos, encuentro el sendero. Tuerzo a la izquierda y ya estoy a salvo.

White River, río glacial

Este sendero es el del White River. En esta parte baja, de calidad similar al PCT, es decir, muy bueno. Más arriba, según dicen, casi infranqueable, por la vegetación y escaso o nulo mantenimiento… no es una ruta muy frecuentada. Acaba llevando a la cresta y al PCT pero no fue usado para diseñar el desvío alrededor de Glacier Peak. Esta es la información que recopilé en su momento, en 2004, cuando el desvío aún no era oficial, y que me confirma una pareja con la que me encuentro de bajada: me dicen que han estado recorriendo este sendero hacia arriba y que es, efectivamente, casi intransitable.

Afortunadamente, para mí, yo sólo lo tengo que seguir hasta su confluencia con otro camino, el que sube a Boulder Pass. El propio cruce es el lugar que tengo como objetivo para hoy; si lo recuerdo bien, es un buen sitio para acampar. Y, efectivamente, recuerdo bien. Paramos aquí a comer tras el descenso de Boulder Pass hace dos años y era un sitio muy agradable. Hoy, lo sigue siendo, aunque el denso bosque deja las horas del atardecer un poco lúgubres y escasas de luz. Además, hay nubes. Llevo toda la tarde observando cómo me siguen pero ahora, aquí abajo, tengo poco cielo a la vista. Aún así, decido fiarme del pronóstico, que no da mal tiempo hasta pasado mañana, y no monto el tarp.

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