This entry is part 6 of 9 in the series Taynault-Inverness

Ese nombre críptico (Meall Fuar-bla,bla,bla…) es una de las colinas que flanquean el Great Glen, esto es, el «gran valle», ese que contiene el rectilíneo, profundo y oscuro Loch Ness. La jornada de hoy debería haber discurrido monte a través a lo largo de las montañas Monadthliath, las que cierran el Great Glen por el este… pero el tiempo amenazante no invita a subirse a las alturas y, en su lugar, cruzaré las Monadhliath para bajar al valle y recorrerlo por la orilla oeste, por donde discurre el Great Glen Way, una de las rutas de largo recorrido más populares de Escocia. De baja altitud, amplia traza y exquisita señalización, es la opción ideal para periodos de mal tiempo. Lamentaré mi falta de valentía pero, a cambio, caminaré tranquilo. Escocia me habrá vencido esta vez pero me parece una derrota justa.

Comienzo remontando las suaves laderas del valle del Spey a primeras horas de la mañana de otro día oscuro y frío. El mal tiempo es, en cierto modo, una buena notica porque legitima mi decisión de ir por camino seguro y renunciar a la aventura. El camino es una sucesión de charcos pero evidencia su carácter de vía de comunicación troncal en los tiempos antiguos: se trata de una especie de pista amplia, inequívoca y de una calidad excelente para los estándares locales.

Strath Spey

Corrieyairack Pass es el paso obvio entre Strath Spey y el Great Glen. Hay que subir bastante alto, bordear la nieve del invierno pasado, mojar los pies en muchos charcos y, tal como hoy, atravesar la niebla oscura… pero el camino es una pista.

Corrieyairack Pass

Largo descenso con tiempo oscuro durante el que no consigo sacar una foto decente a pesar de que los paisajes ayudan pero la luz, no. Cuando, por fin, aparece a la vista el Great Glen y el extremo suroeste de Loch Ness, el cielo sigue igual de encapotado y amenazante pero, si había alguna dificultad en esta ruta, ha pasado ya. El Great Glen está sólo unos pocos metros por encima del nivel del mar, relativamente protegido y ahí abajo me espera un sendero amplio y bien señalizado. A la vista de cómo está el tiempo, sigo agradeciéndome haber tomado el camino fácil.

Lago Ness, extremo sur

En el extremo de Loch Ness está Fort Augustus, una pequeña población. Las esclusas sirven para subir desde Ness (al fondo) hasta el nivel del canal que conecta con Loch Oich.

Esclusas en Fort Augustus

Nótese que, en el último rato, el tiempo ha dado un buen giro y ahora hace sol. Al fondo del todo, las montañas Monadliath, por cuyas crestas y valles debería estar caminando y, ahora sí, recordándome mi cobardía. No somos nada. Me tomo una cerveza en el pub local para ahogar penas.

Los Great Ways son a Escocia lo que los GRs a nuestro entorno y, éste, concretamente, junto con el West Highland Way, es, probablemente, el más popular, lo que me garantiza ausencia de dificultades técnicas más allá del mal tiempo que pueda hacer pero siempre con la civilzación cerca. La paz mental que esto me da me predispone a un par de días en los que sólo me tendré que ocupar de disfrutar de caminar por Escocia.

Señal del Great Glen Way en Fort Augustus

El Great Glen Way discurre a cierta altura por las laderas al oeste del lago, donde la altitud es lo suficientemente baja como para que domine el bosque. Un poco más arriba y ya es todo páramo marrón. De cuando en cuando, hay un claro que permite ver la tira azul del famoso loch.

La cola de Loch Ness y, al fondo, las montañas que acabo de cruzar

Ya que he evitado las dificultades, al menos, acampo, tras tres noches seguidas bajo techo edificado. Remonto la ladera, bosque a través, hasta encontrar un sitio plano en el límite de los árboles. Más allá, todo es páramo y garrapatas.

Campamento en las laderas del Great Glen

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