Colorado vuelve a la normalidad: mañana de cielo limpio.
No es mal momento. Hoy es mi último día en las alturas y, aunque la altitud media no es especialmente grande, el sendero va casi todo el tiempo por una cresta, un mal sitio en el que estar si el tiempo está violento. Al mismo tiempo, un recorrido espectacular si hay calma. Será una despedida con estilo.
La atmósfera está muy tranquila, después de haberse descargado con creces. Los panoramas son fantásticos por todos los lados. Las montañas más grandes van quedando atrás.
Puntualmente, la cresta se amplía y el sendero cruza prados floridos rodeados de bosque. Como de costumbre, no se ve a nadie más. El Colorado Trail ha resultado extremadamente solitario.
Un último esfuerzo para llegar a Taylor Lake, donde encontraré agua y montaré mi último campamento en altitud. Cielo vespertino inusualmente azul.
Podría haber buscado sitio en el bosque al otro lado del lago pero dado que es la última ocasión y que no va a haber tormenta, elijo emplazamiento en función de las vistas, pensando, sobre todo, en el amanecer espectacular que tendré desde ahí, con el sol apareciendo al otro lado del lago.
En cuanto se va el sol, la temperatura cae en picado y empiezo a tener mucha condensación. Eso me pasa por elegir vistas en lugar de comodidad. Dormiré bien, de todas formas.
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