En un viaje con tanta interacción urbana, parece inmediato hacer un poco de historia al respecto. A título totalmente subjetivo y en unas pocas líneas:
Reyvroz
Pequeña aldea en las laderas de los montes al sur del lago Leman. Iglesia, fuente… primeros contactos con lo que será el leit-motiv en las semanas por venir.
La Chapelle D’Abondance
Bucólico pueblo en el fondo del Valle de la Abundancia pero dispuesto mayormente a lo largo de una carretera que ejerce efecto barrera.
Samoens
Tuve que pasar allí un día completo por problemas de salud. El lugar es agradable aunque muy turístico. Camping, dos albergues (gites d’etape), una fastuosa boulangerie y un bonito entorno de montañas grandes.
Les Houches
En el valle de Chamonix pero lejos del gran bullicio aunque atravesado por carretera troncal. Agradable pero sin nota.
Les Contamines-Montjoie
Otro caso de pueblo bucólico-turístico estropeado porque su calle principal es una carretera. El entorno es bonito y el valle, amplio. Buenas boulangeries.
Valezan
Aire casi alpujarreño para un pueblo en medio de una ladera. Todo son cuestas en Valezan. Por fin, una localidad con aire rural y auténtico, lejos de la aséptica perfección de los enclaves turísticos. Atractivo albergue.
Bellentre
Fondo de valle del Iseran, Bellentre se queda casi con lo peor de ambos mundos: ni es turística ni tiene mucho encanto rural (pero sólo es una impresión de pasada).
Montchavin
En la otra ladera del valle y con casi tantas cuestas como Valezan, vuelta a la calculada perfección del turismo; aún así, el casco viejo conserva ecos del pasado en sus piedras. Tienda, boulangerie, helados muy ricos y camping.
Tignes-le-Lac / Val Claret
El ejemplo perfecto de cómo arruinar un entorno de montaña. Engendro urbano en un circo glacial, ahora reconvertido en circo humano. El sitio es precioso pero bajar de las alturas para encontrarme aquello me dio ganas de llorar. Mega-estación de esquí con vida estival.
Val D’Isere
Más turismo de masas. El ambiente oscuro de una tarde nublada le dio un punto tétrico a un emporio invernal medio vacío en medio del verano. No me sentí a gusto allí pero el camping era agradable, siquiera por lo simple y espartano.
Bonneval Sur Arc
Sólo lo vi desde las alturas de la ladera pero lo menciono porque eché de menos haber bajado hasta allí; un pueblo pequeño con aura auténtica en el fondo de lo que en su día debió ser la cabecera de un valle perdido. Ya no, pero espero verlo un día más de cerca y comprobar que el turismo no lo ha terminado de pervertir. Ojalá no.
Bessans
Más abajo en el valle del Arc y aún lo suficientemente rural como para ser un sitio con encanto.
Pralognan-La Vanoise
Me gustó Pralognan, a pesar de que es un sitio más, otro más, hipotecado al turismo pero, al menos, han hecho un esfuerzo por facilitar la vida a la gente de a pie y no tanto a sus coches. El entorno es encantador.
Modane
Modane era un punto previsto de parada, descanso y reaprovisionamiento y, en cierto modo, no pude elegir peor… localidad industrial en decadencia, nudo de comunicaciones venido a menos; edificios ajados, comercios cerrados por falta de vida y lo peor de ambos mundos: ni encanto rural ni asepsia turística. Al menos, el supermercado era grande y tenía de todo así que, como mínimo, fue perfecto para reaprovisionar; y el camping resultó una isla de paz en medio de tanta vía de tren y tanto asfalto.
Montgenevre
Otra estación invernal, tan pulcra que da grima. El entorno es bonito pero prefiero pasar corriendo, no es mi lugar.
Briançon
Única localidad en el recorrido con tamaño de auténtica ciudad. El casco antiguo es espectacular, amurallado y evidenciando su pasado estratégico. Ni siquiera el inevitable aspecto turístico le hace perder del todo el atractivo, es un lugar que merece la pena visitar y un buen sitio para hacer un paréntesis si su ambiente urbano no es óbice.
Brunissard
Pequeño y más vacacional que rural pero, al menos, tranquilo. Bonito entorno montañés en un valle amplio.
La Chalp
Tan cercano a Brunissard que casi están juntos. Aún más vacacional y menos rural y cruzado por la carretera principal. Mejor el anterior.
Chateau-Queyras
El castillo es algo digno de ver; el valle es estrecho y carece de la grandeza de las vistas de grandes picos. El lugar es turístico pero su atractivo está en lo tradicional.
Ceillac
Me gustó Ceillac: aceptable mezcla de ambiente turístico y tradicional en un valle hermoso entre grandes montañas. Camping, albergue y estupenda boulangerie (va a ser eso y las dos visitas que le hice lo que me hizo sentirme tan bien en este sitio)
Maljasset
Lugar con auténtico encanto en el que tuve ocasión de pasar una tarde «gracias» al espantoso tiempo que hacía cuando llegué. Cuatro casas, todas en piedra, y un agradable refugio CAF en un valle bonito y recluído a la vera de fantásticas zonas de montaña.
Larche
Tranquilo pero impersonal y cruzado por una carretera secundaria pero también transfronteriza, lo que le hace tener bastante tráfico.
Bousieyas
Minúscula aldea donde lo único medio llano es el asfalto de la carretera. Uno se pregunta por qué no la pusieron un poco más aguas arriba, donde el valle es más plano. La gite parece agradable.
St. Dalmas le Selvage
Bonito pueblo, pétreo y abigarrado en un entorno con ya claro tinte mediterráneo y la dosis justa de hostelería para no ser demasiado intrusiva. La tiendita es muy pequeña pero cubriría un capricho.
St. Etienne de Tinée
Localidad de buen tamaño en el alto Tinée. Aunque sigue siendo rural, su ruralidad es más urbana que la de las aldeas alpinas. Me pareció un sitio agradable. Aquí ya sí, la vegetación deja claro que el profundo valle del Tinée es eminentemente mediterráneo.
Auron
Clásica estación de esquí, pulcra pero aséptica e impersonal. Tiene un buen supermercado y mucha restauración.
Roya
Pueblito con sabor, pequeño, de piedra y apartado en el fondo de su recóndito valle. El bar tiene una hermosa terraza.
Roure
Increíble lugar, siquiera por el sitio: en medio de una ladera considerablemente empinada. En Roure, algunas calles necesitan cuerda y arnés para progresar. Hermosa arquitectura en piedra, un sitio muy especial.
St. Sauveur sur Tinée
Me recordó a algunos pueblos de los valles cantábricos industriosos (pero en medio de la vegetación mediterránea): urbanismo serpenteante a lo largo de una carretera en el fondo de un valle estrecho. Un tanto gris y recluído.
Rimplas
Otra localización pintoresca, en el mini-llano de un collado y presidido por un castillo que mira al valle. El centro es muy bonito; las construcciones nuevas, un horror.
St. Dalmas
Encantador monumento pétreo de calles estrechas. La carretera es lo suficientemente tranquila para no ser un elemento demasiado distorsionador. Muy agradable.
Sospel
Es casi una pequeña ciudad, con sus rincones con encanto y, a la vez, sus edicificaciones impersonales, además de mucho tráfico; pero, en general, me pareció agradable, dadas las circunstancias, estando ya tan cerca del final.
Menton
Localidad turística. El casco viejo tiene su encanto; el resto, pues depende… al menos, no es tan grande como para abrumar al caminante desacostumbrado a la gran urbe tras un mes de montañas.
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