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Braña de Mumián – Lago del Valle (14 km)

La mañana comienza espléndida, con sol y cielo azul, pero el valle, abajo, está lleno de niebla que enseguida asciende y nos envuelve.

Despejado arriba, niebla en el valle

Choza en la braña de Mumián

 

Desde Mumián, el mapa marca una alta ruta, cercana a las crestas que cierran el Valle del Lago por el sur pero no conocemos los caminos y no apetece nada meterse en terreno de montaña incierto con tan escasa visibilidad. La alternativa fácil es tomar la pista que, introduciéndose en el hayedo, baja al fondo del valle. Por mucha niebla que haya, no tiene pérdida y es también muy bonito.

Pista a través del hayedo

A fuerza de descender, salimos de la niebla que, por lo que nos respecta, queda convertida en nubarrón clásico.

La pista alcanza el fondo del valle a la altura de Coto de Buenamadre, un pequeño pueblito que tampoco tiene bar.

Llegando a Coto de Buenamadre

Desde aquí, el amplio camino continúa por la margen izquierda del río Orio, a salvo de la carretera que también remonta el valle pero por el otro lado y más alta en la ladera. El día se ha quedado gris pero no llueve.

A todo lo largo de Somiedo, seguimos el mapa de Adrados, que no es muy detallado (1:60.000) pero pone énfasis en senderos y rutas y por eso nos cuesta no hacerle caso cuando el terreno nos avisa de lo evidente: la pista muere en un prado y ya no continúa. Sí lo hace en la otra margen, rodeando El Castiellu, promontorio que divide el valle en dos; vamos por ahí y es cuestión de minutos que lleguemos al siguiente pueblo, Valle de Lago. «Valle de Lago» en un valle que se llama también «Valle del Lago» y que tiene su cabecera en un lago que se llama «Lago del Valle». Nos ahorramos el chiste fácil.

El pueblo ya no es tan rural como el de esta mañana o el de ayer, se nota el sesgo turístico, pero tampoco hay bar… en el pueblo; en el camping cercano, sí. Un camping muy agradable, por cierto.

Valle del Lago «city»

El Valle del Lago es un sitio precioso: un fondo de valle relativamente amplio, tapizado de praderas verdes y flanqueado a ambos lados por poderosas paredes calizas o laderas cubiertas de hayedo donde la pendiente es menos extrema. ¡Qué bonito! Es un placer caminar por aquí. Si cabe, le resta encanto la excesiva accesibilidad, estando recorrido por una amplia pista de excelente piso y, hasta L’Auteiru, el último pueblo, también por carretera asfaltada. Qué le vamos a hacer… de todas formas, a pesar de ser mitad de agosto, aunque hay gente, tampoco es una romería. De hecho, cruzarnos con gente con mochilas es toda una novedad, casi bienvenida, en cierto modo: no habíamos encontrado a nadie de esta guisa desde el principio del viaje. La mayoría están volviendo de un paseo de día pero nos cruzamos también con una pareja de largo recorrido, que nos hace cierta ilusión. No habrá más.

El Valle del Lago

Somiedo es famoso por sus lagos, ese rasgo tan poco presente en nuestra geografía pero que aquí tiene unos ejemplos contados pero estupendos. En la misma cabecera del valle, bajo las paredes de un hermoso circo calizo, el lago que da nombre al valle, o viceversa, o da igual:

El Lago del Valle

Pasamos el final de la tarde contemplando el lugar, viendo a la niebla subir desde el valle y cubrirlo todo para despejarse un rato después y recordarnos que nada había sido un sueño. El anochecer trae la calma: amaina el viento, desaparecen las nubes y los dioses del sendero nos regalan una preciosa puesta de sol. Son momentos de paz y bienestar.

Anochecer en el lago del Valle

Parque Natural de Somiedo, Adrados Ediciones. 1:60.000

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