Atravesar Islandia de norte a sur

Caminar de costa a costa, allá donde se haga, es un concepto muy potente, da mucho sentido a un viaje. Aporta perspectiva sobre el territorio. Constituye un viaje con un principio y un final.

Curiosidades / Terreno y relieve / Senderos / Meteorología / Acampar / Fauna / Paisaje

Islandia es un sitio fantástico para cualquier actividad al aire libre y excelente para un plan costa a costa si tu tiempo es limitado: se necesitan semanas, no meses, para tal travesía y se atraviesa naturaleza en estado puro prácticamente de principio a fin.

Islandia es muy especial en muchos aspectos: es todo volcánico, es una isla en medio del océano y su latitud es elevada. Probablemente, no hay ningún sitio como ese en todo el planeta. Si todos los lugares son únicos, Islandia lo es especialmente.

Curiosidades

  • La ruta no es difícil si no te sales de las pistas y el tiempo no se pone violento.
  • Te puedes bañar en una piscina termal. Al menos, en una.
  • Como efecto lateral, caminé desde la desembocadura hasta el nacimiento del Jokulsa a Fjollum, uno de los ríos más grandes de Islandia.
  • Algunos nombres de lugares te hacen sentir en el Señor de los Anillos. Algunos paisajes, también.
  • Pasé junto a coladas de lava tan recientes como 2010.
  • Los refugios de montaña cuestan alrededor de 40 euros la noche. Con todo, te puede parecer dinero bien invertido.
  • Llovió todos los días.
  • Hubo días en los que me crucé con más coches que personas (esto es, sin contar las personas que iban dentro de los coches)
  • Hubo un día en el que no me encontré con ninguna persona.

Terreno y relieve

Islandia es territorio reciente, geológicamente hablando. La sensación es que el terreno es tan nuevo que no ha habido tiempo para que se vaya modelando. Así, todo tiene una pinta rara: las montañas, los valles, las cuencas…. todo es extraño.

La tierra sin formas

Sólo hay suelo consolidado en las tierras bajas; básicamente, a lo largo de la costa. Las condiciones benignas permiten que crezca la vegetación, lo que genera un ciclo vital que da lugar a suelo fértil. Las tierras altas no tienen tal cosa, sólo arena, grava o lava solidificada. Las montañas, rocas raras.

El relieve es, en general, muy suave. Las montañas son resultado de actividad volcánica y los perfiles que presentan son menos quebrados que allí donde hay plegamientos. Los ríos son grandes; algunos, gigantescos, pero es como si aún no hubieran tenido tiempo de excavar valles profundos. Sus cabeceras son cuencas gigantescas de fondo plano donde el río se ramifica sin fin.

No es el ejemplo más espectacular pero os hacéis a la idea…

Incluso en las zonas montañosas suele haber algún valle de fondo plano que permite cruzar. Nunca tuve la sensación de estar subiendo cuestas hasta los últimos días, en los que sí pasé por relieves algo más abruptos. Durante el resto de la ruta, a pesar de que subí a 1000 metros en un par de ocasiones, la ascensión era tan gradual que casi ni se notaba.

Por dónde caminar

No hay muchos senderos de tipo recreativo en Islandia e imagino que la mayor parte estarán en las tierras bajas. Las tierras altas o, dicho de otra manera, el interior, es una gigantesca extensión de nada y probablemente no esté justificado establecer senderos. Lo que, paradójicamente, sí parece que lo está es la red de pistas todo-terreno, es decir, pistas por las que pasan coches (de los de ruedas gordas). Algunas de ellas incluso forman parte de la red de carreteras del país, aunque no estén asfaltadas, pero tienen su numeración y nomenclatura. Da la impresión de que la mayoría de ellas apenas están construidas a propósito sino meramente marcadas con postes verticales, como forma de dirigir el tráfico por el mejor sitio, y es el paso de los vehículos el que crea la pista como tal.

Durante la ruta, caminé por muchas de estas pistas. También por carreteras asfaltadas, por senderos y, en algún tramo, campo a través. Las carreteras no tienen historia que contar, sólo las usé cuando no había una alternativa razonable. El resto, merecen comentario:

Pistas

Las pistas cruzan las tierras altas del interior de la isla. Las hay de categorías diversas, desde las que están claramente marcadas hasta las que apenas se distinguen del resto del paisaje. El tipo de pista depende mucho de cómo es el terreno por el que pasa: si es terreno arenoso, la pista estará muy marcada por el paso de los vehículos. En grava, la traza será más somera pero, en general, visible. En lava dura, no se ve nada salvo por los “charcos” arenosos que suele haber entre la roca, en los que se ven las huellas.

En todos los casos, las pistas están marcadas con postes verticales; normalmente, de madera, aunque también los hay metálicos o de plástico. Lo que más varía, según la categoría de la pista, es la densidad de postes: en las importantes, están muy seguidos. En pistas secundarias, más espaciados. En las más remotas, los postes pueden llegar a estar bastante alejados unos de otros.

Pista principal. Ésta es la rama sur de la ruta F910

Pista secundaria: los postes están más separados unos de otros

En general, seguir las pistas es fácil, incluso en condiciones de baja visibilidad, siquiera por la propia traza. Se podría complicar en zonas de lava solidificada, sin apenas traza en el suelo, aunque con visibilidad no debería haber problema para seguir los postes.

Pista en campo de lava: apenas visible salvo por las escasas marcas de ruedas

Las pistas están bien representadas en los mapas. La correspondencia entre mapa y terreno es bastante buena, en ambas direcciones: si una pista está en el mapa, estará en el terreno; si una pista existe en el terreno, probablemente esté representada en el mapa.

Hice la mayor parte del tramo de las tierras altas del interior sobre este tipo de pistas. Podría haber sido la totalidad, aunque no era la idea, menos aún cuando habría hecho falta usar pistas principales.

Caminos

Aparte de los tres últimos días (ruta Laugavegur) y de un día hacia el principio en el parque nacional Jokulsargljufur, hubo poco sendero propiamente dicho en mi ruta. Tan sólo un tramo de aproximadamente medio día en la región Vonarskard.

Ruta senderista en Vonarskard. Algunas huellas en la arena, el siguiente poste apenas se ve (estaba ahí)

Los senderos en Laugavegur y Jokulsargljufur no merecen mayor comentario, son senderos estándar; en general, bien marcados y fáciles de seguir, salvo que las condiciones sean muy malas.

Los senderos de las tierras altas tal cual los recorrí en Vonarskard son diferentes: no hay una traza, siquiera, o apenas la hay. El sendero es más bien una ruta marcada por postes, similares a los de las pistas (algo más bajitos). El terreno en Vonarskard era el típico mejunje de arena y grava, llano o de pendientes muy suaves, sin vegetación ni ningún otro obstáculo así que para qué “construir” un sendero propiamente dicho…

Las rutas eran sencillas de seguir en condiciones de buena visibilidad pero los postes solían estar muy alejados unos de otros así que había que poner atención. En condiciones de niebla, habría hecho falta usar mapa y brújula. Había pisadas por el suelo pero creo que no lo suficientemente claras como para que sirvieran de guía.

Sendero y poste , hacia el sur desde Asbyrgi en un día de lluvia

Campo a través

Caminar campo a través (es un decir lo de “campo”) en las tierras altas del interior es perfectamente posible. De hecho, eligiendo bien el terreno, puede no diferenciarse mucho de caminar por una pista; en todo caso, el piso puede estar algo menos compactado y, claro está, no hay señalización. No hay obstáculos en forma de vegetación (no hay ninguna) y el relieve es, en general, muy suave. Es posible que los campos de lava solidificada sean un infierno para caminar pero siempre fui por pistas cuando crucé algún tramo de estos. Los campos de lava están claramente identificados en los mapas.

En general, el campo a través en el interior de Islandia es relativamente fácil mientras haga buen tiempo. Con visibilidad reducida, la orientación clásica sería un problema porque hay pocas referencias.

Grava sobre arena

Sólo hice un par de tramos campo a través, ninguno de ellos muy largo y sólo uno que requirió de navegación clásica (el otro iba junto a un río)

Los obstáculos principales que se pueden encontrar en el interior de Islandia son los ríos. Por supuesto, también los lagos y los campos de hielo pero esos tienen unos límites definidos y es sencillo planificar las rutas para evitarlos. Los ríos son otra cosa.

Comprobé sobre el terreno cómo la representación en el mapa no era del todo clarificadora sobre cómo podía ser un río concreto. Los hay que aparecen representados con la típica línea azul oscura y los hay que aparecen como una línea gorda de azul más claro; como un mini-lago mini-estrecho de longitud infinita. Podría pensarse que esta segunda representación corresponde a ríos anchos y, la primera, a ríos normales… esto es más o menos así pero lo que no está claro es cómo se traduce esto a la hora de intentar cruzar uno.

A veces, un río ancho está tan esparcido en un cauce gigante que cubre poco y se puede cruzar. Debo decir que en Islandia no he visto ninguno así pero sí en otros sitios. En general, un río representado en gordo va a ser difícil o imposible de vadear y es mejor evitarlos.

Lo peor es que, de los ríos representados con una raya azul oscura normalita, los hay, efectivamente, normalitos y los hay gigantescos y no hay forma sencilla de distinguir unos de otros a vista de mapa.

En general, los ríos se cruzan mejor cerca de la fuente, especialmente si hay una cuenca amplia y llana en la que el río se ramifica. Una vez pones toda esa agua junta, normalmente, el río se convierte ya en un monstruo de color lechoso, corriente fuerte y profundidad incierta.

Kaldakvisl, aguas abajo de la ramificación cabecera. Imposible de vadear

En cualquier caso, si vas a caminar campo a través por el interior de Islandia, échale un vistazo a los ríos que necesitarías cruzar. Serán tu mayor obstáculo.

Acampar

Montar campamento en las tierras del interior no es del todo inmediato: el relieve ofrece poco abrigo, el suelo es muy suelto y el tiempo se puede poner muy feo. Todos esos factores juntos harían la misión un tanto difícil.

En las circunstancias que yo me encontré, no fue mal.

Tuve bastante lluvia y viento durante el día, casi todos los días, pero parecía que siempre amainaba por la noche. Al menos, el viento. No sé si esto responde a algún tipo de patrón local pero sí recuerdo que Jon Ley contaba exactamente lo mismo.

De todas formas, siempre hacía un cierto esfuerzo por buscar el lugar más resguardado posible. A pesar del escaso relieve, casi siempre había algo que hubiera aliviado un poco el viento, si lo hubiera habido.

No muy panorámico pero algo protegido

El otro criterio a la hora de buscar campamento era la calidad del suelo. En las tierras altas, es, a grandes rasgos, de dos tipos posibles: lava solidificada (muy duro) o una mezcla de arena y grava (muy blando). Los campos de lava no son buen sitio para acampar: sería difícil encontrar hueco donde clavar piquetas y, además, la roca suele tener bordes afilados, nada bueno para tener cerca una lona de nylon. En las zonas de arena/grava, se trataba de encontrar el trozo con un suelo lo más consistente posible.

Llevé las piquetas de siempre: 3 de aluminio con sección en Y (para los puntos de anclaje imprescindibles) y un par de clavos gruesos de titanio para los vientos traseros. Además, 4 ganchos finos de titanio para las cuatro esquinas. Para el caso de terreno demasiado suelto, llevaba bolsas de plástico para llenar de arena y enterrar como opción ligera y efectiva, aunque algo engorrosa de usar.

En la práctica, usé siempre las piquetas aunque siempre necesité ponerles rocas gordas encima. Esto devino en otro requisito a la hora de buscar sitio para acampar: que hubiera cerca rocas densas, pesadas y sin bordes afilados. Enseguida aprendí a distinguir las buenas, de forma que ya las reconocía desde la distancia. Las de color gris claro eran las mejores.

Piedrota densa, pesada y de bordes romos

Meteorología

El tiempo en el verano de Islandia en las dos semanas de viaje resultó fresco y muy cambiante, que viene a ser lo normal. Casi siempre hacía viento de algún tipo y casi siempre estaba nublado de alguna forma. Me llovió bastante pero no pasé por ningún episodio de tiempo violento de ningún tipo.

Mala pinta…

Si el tiempo estaba en calma y soleado, la temperatura subía a los veintitantos, aunque esto se dio muy pocas veces. La temperatura típica en un día típico era de alrededor de 15ºC y la sensación térmica era algo menor si había brisa. En general, un patrón de tiempo agradable para caminar, mientras no lloviera, no tan agradable para pararse a descansar, te quedabas frío enseguida.

La lluvia iba y venía. Normalmente, se la veía venir, en forma de bloque gris en la zona de barlovento. Escanear el horizonte mientras caminaba se convirtió en tarea de rutina y normalmente era sencillo prever la lluvia con tiempo más que suficiente para hacer algo al respecto.

Lluvia encima en dos minutos

Cuando paraba de llover, empezaba la sesión de secador: el viento me dejaba medio-seco en cuestión de minutos, lo que estaba muy bien.

Sólo en una ocasión tuve lluvia continua de prácticamente todo el día, un sirimiri venteado que me dejó empapado, congelado y pidiendo clemencia.

En la gran escala de la meteorología islandesa, el patrón típico es de borrascas que llegan desde el suroeste. Esto implica viento del suroeste y lluvia en la costa sur mientras que el tercio noreste puede permanecer estable y seco tras la sombra del Vatnajokull.

Fauna

Prácticamente sólo aves pero en un despliegue fantástico cerca de las costas. Durante el primer día de ruta, caminé al borde del océano ártico, había aves por todos los sitios. Lo más llamativo no era tanto el número como la diversidad, nunca había visto tantas aves diferentes en serie continua.

El océano ártico está detrás del dique

Una vez en el interior, seguía habiendo aves en las zonas bajas. Con que hubiera vegetación, bastaba, algún pájaro había. El último en desaparecer siempre era éste:

Chorlito (o eso dice la literatura…)

No tengo ni idea de aves pero enseguida aprendí a reconocer el grito agudo del chorlito (el nombre no me lo sabía, la red sí). Solía estar por el suelo y era divertido jugar a encontrarlo al oír su llamada. También en esto fui mejorando la técnica.

El pajarillo en cuestión era una presencia reconfortante. Cuando ya no quedaba nada más, él estaba ahí. Me hacía compañía.

Aparte de las aves, no vi ningún otro animal silvestre salvo algún insecto: mini-moscas que, afortunadamente, no picaban.

Paisaje

Islandia es de otro planeta, pero en éste. No es ya que sea bonito en plan postal, que lo es, es algo más: es diferente de una manera grosera y sutil a la vez.

Paisaje lunar delante del Vatnajokull

Por supuesto, están las cosas chulas tipo géiseres, cataratas y demás, pero lo que me parece más impresionante es la pinta general del lugar, tanto en las costas como en las tierras altas. No se parece a nada que hayas visto antes, incluso si has estado en zonas volcánicas a gran escala. El paisaje islandés es extraño y fascinante. Las tierras altas pueden parecer monótonas pero nunca resultan un sitio aburrido. Caminar por allí es un ejercicio en humildad.