Caminar para viajar. El mundo a escala humana

Smartphones de montaña

Resumen rápido de la historia que ya conocéis: los teléfonos móviles devinieron «smart», se convirtieron en mini-ordenadores con conexión a diferentes redes y, cuando la red GPS se unió a la lista, la cosa se empezó a poner interesante para su uso como herramienta de orientación en montaña. Se postularon como una alternativa a los receptores GPS específicos. Desde entonces, podemos elegir y tenemos una razón más que justifica ir al monte con el telefonaco.

Teoría de la evolución

Este sería un resumen rápido de la contienda entre el smartphone y el GPS de «toda» la vida:

Ventajas del smartphone:

  • Posiblemente tengas uno ya.
  • Multitud de funciones.
  • Posibles sinergias entre funciones: puedes descargar applicaciones y datos en la red GSM o en Internet, a menudo de forma gratuita, y luego usarlos en combinación con la red GPS.
  • Mercado dinámico: los smartphones evolucionan constantemente y muy deprisa.

Desventajas del smartphone:

  • Mercado dinámico: los smartphones se quedan obsoletos enseguida y los nuevos modelos, supuestamente mejores, pueden resultar peores que los antiguos para uso en montaña (más pesados, voluminosos y/o frágiles)
  • El uso serio en montaña puede entrar en conflicto con el uso urbano: degradación de la batería o posibilidad de accidente poco antes de un viaje comprometido. Puedes empezar a considerar usar un aparato específico para la montaña, lo que empaña el argumento de que posiblemente tengas uno ya.
  • El uso en montaña es un efecto lateral. Los smartphones no se fabrican para ser resistentes, tener autonomía prolongada o ser fáciles de usar en condiciones difíciles. Son herramientas urbanas diseñadas para un entorno urbano en el que, si se te acaba la batería, lo enchufas y, si se pone a llover, te pones a cubierto.

El smartphone es una herramienta interesante con mucho potencial en montaña. Hacer efectivo ese potencial pasa por diseñar un dispositivo específicamente para su uso en dicho entorno, cubriendo el hueco entre los smartphones urbanos y los receptores de GPS dedicados, con la intención de aprovechar lo mejor de ambos mundos.

Recientemente, he empezado a utilizar un smartphone diseñado para la montaña y me ha parecido interesante enfrentarlo al smartphone urbano que venía usando hasta ahora, a ver qué salía.

Caso de uso

Hay muchas actividades posibles en montaña o, en general, en naturaleza y no todas tienen los mismos requisitos en lo que respecta a orientación y sus aparatos relacionados. Es importante establecer las condiciones de uso para que la comparación entre dispositivos signifique algo útil. En mi caso, voy a hablar de senderismo/montañismo autónomo de largo recorrido, actividad en la que resultan clave factores como el peso y la autonomía. Aplicaré una estrategia de orientación por niveles, a saber:

  1. Observación directa
  2. Mapa
  3. Brújula
  4. GPS

Ante un problema de orientación, aplicaré esos niveles en serie, pasando al siguiente sólo cuando en el nivel presente no consiga resolver la situación.

Nótese que el GPS está el último. Es la última opción, la que utilizaré sólo cuando todo lo demás no sea suficiente.

Montaña y autonomía

Ha habido smartphones diseñados para aire libre y/o entornos agresivos pero no necesariamente resultaban adecuados para usar en montaña. Los requisitos específicos relacionados con el caso de uso comentado son los siguientes:

  • Batería de larga duración

Esto se consigue, básicamente, con una batería más grande. Esto tiene unos límites obvios de peso y volumen. Supongo que el diseño del aparato, tanto hardware como software, podría optimizarse para ahorrar batería, especialmente pensando en el uso típico en montaña, que desgasta la batería de forma diferente a como lo haría el uso urbano.

  • Resistencia a la humedad

Tarde o temprano, el teléfono se va a mojar o vas a tener que trabajar en condiciones de alta humedad y es probable que sea precisamente entonces cuando más necesites el aparato.

  • Fácil de manejar

Necesitarás manejar el teléfono con manos congeladas, con manos mojadas, con guantes puestos o con guantes mojados puestos. Hará frío o viento, lloverá o todo junto y es probable que sea precisamente entonces cuando más necesites el aparato.

  • Buena recepción GPS

Ya no es una conveniencia, es una necesidad

  • Ligero

Con todo lo anterior, te ha salido un smartphone fantástico hasta que lo coges y ves que pesa una tonelada. Ahora, vuelves a la casilla de salida del diseño para volver a empezar con el peso como parte de la ecuación.

Para cuando consigues un smartphone de montaña perfecto, quizá te des cuenta de que acabas de reinventar el aparato de GPS de toda la vida.

Un caso práctico

Yo utilizo el GPS como último recurso. Cuando lo necesito, suele ser porque el problema de orientación es difícil de resolver y es habitual que eso suceda cuando (y porque) las condiciones son difíciles para cualquier cosa; también para los instrumentos.

No me terminaba de sentir a gusto con recurrir al mismo aparato que uso en el día a día para los whatsapps y pensé que tendría sentido hacerme con uno específico para ese tareas de montaña. Me compré un Crosscall.

No tenía ninguna referencia de la marca más allá de su propia presentación: aparatos robustos, resistentes a la humedad, con bateria de larga duración, manejable en condiciones difíciles y con un botón (físico) más de lo habitual en los smartphones, programable para la función que se quiera.

Ante la lista de modelos, elegí sobre especificaciones buscando un equilibrio entre duración de la batería y peso/bulto del aparato. Acabé quedándome con un Trekker M1 Core. Tiene pantalla de 4.5 pulgadas, las dimensiones son 147 x 77 x 14.8 mm y pesa 224 gr.

En el momento de encargarlo, era consciente de que sería más grande y pesado que mi teléfono anterior (un esmarfoncito de hace ya unos cuantos años) pero, vistas las fotos de la web, parecía razonable. Esas fotos son del aparato solo. Esto es de esperar pero les resta perspectiva. Mi primera impresión cuando lo recibí fue que me acababa de comprar un ladrillo. Miradlo aquí, junto al viejo:

Los smartphones crecen

Comparado con un smartphone de los que hacen ahora, el Trekker M1 Core es sólo ligeramente más alto y ancho pero considerablemente más grueso (la tendencia ahora es hacerlos muy finines) y bastante más pesado. No hay nada de malo en todo ello pero me hace dudar sobre si es el teléfono que necesito para mi uso pretendido.

La mayor diferencia está en el grosor

Ahora tengo dos teléfonos, tan diferentes entre sí como dos teléfonos pueden estar. La comparación entre ambos, a continuación, es muy específica a ellos dos pero probablemente resulte representativa de dos formatos muy diferentes de aparato para uso en montaña:

Peso

El Trekker M1 Core pesa 80 gr más que mi viejo teléfono urbano. Puede parecer que no es mucho pero es un 60% más.

Ventaja: Urbano.

Robustez

Cualquier cosa con una cara de vidrio va a ser frágil y va a tener un alto potencial de sufrir daños graves. No voy a dejar caer el Crosscall desde 2 metros para ver si aguanta pero sí he llegado a romper la pantalla del Samsung cuando se me cayó sobre una superficie dura sin llevar puesta la carcasa de protección.

El Crosscall, desde luego, tiene una pinta más robusta. Su carcasa es de un plástico gomoso que tiene aspecto de poder absorber un buen impacto. También tiene una ranura en la que insertar una correa, de forma que no haya que basarse sólo en el agarre de la mano.

El Crosscall parecería claro ganador en este criterio pero no es tan sencillo. Si al Samsung le pones una carcasa y lo proteges con una funda impermeable que lleve también una correa de seguridad, se le acerca mucho, tanto en la robustez como (en el aspecto negativo) en el peso.

Ventaja: Montañero.

Resistencia a la humedad

Al Crosscall se le supone alta resistencia al agua así como manejabilidad de la pantalla táctil en condiciones de humedad. Todavía no he probado ninguna de ambas circunstancias.

De nuevo, podría parecer claro ganador pero es discutible si una funda impermeable para el Samsung podría dar resultados similares manteniendo un peso más bajo.

Ventaja: Montañero.

Acceso a la batería

La batería del Crosscall no es accesible por un ser humano normal. Esto supone una cierta limitación porque no es factible llevar una de repuesto. No sé si es una limitación justificada de alguna manera o si es una estrategia de obsolescencia programada. Tampoco sé si será posible sustituir la batería de forma permanente cuando empiece a sufrir degradación.

En el viejo Samsung, la batería es fácil de acceder y sustituir. Para uso en montaña, llevaría una de repuesto que sólo pesa 30 gr. En teoría, podría llevar tantas baterías de repuesto como hicieran falta para igualar la duración de la batería del Crosscall y aún llevaría menos peso que con este último.

Ventaja: Urbano.

Duración de la batería

La batería del Crosscall es de otra liga, comparada con la de mi viejo smartphone. Partiendo de batería llena y dejándola bajar hasta un 20% o poco menos, con un uso urbano normal tirando a moderado, lo he tenido encendido de forma ininterrumpida durante 4 días y medio (incluidas noches). Apagándolo durante la noche durante unas 8 horas, ha durado 5 días y medio. Es llamativo lo poco que consume cuando está dormidito.

Tarda unas 4 horas en recargar desde 20 a 100%

Con el mismo modelo de uso, mi viejo smartphone con su batería original aguanta encendido un sólo día. Con una batería nueva, llega a dos días, apagándolo por la noche.

Con las baterías, no suele haber milagros: más capacidad significa más bulto y peso. Como al Samsung se le puede cambiar la batería fácilmente, sería sencillo igualar prestaciones entre ambos smartphones llevando repuestos. Si el Crosscall, aparte de tener una batería más gorda, es más eficiente en el consumo, eso ya no lo sé.

Ventaja: No está claro.

Efecto del frío

Algo muy molesto del viejo Samsung y su vieja batería original es que el frío le hace mucho daño a la carga. Lo apago con un 70% y, tras una noche fría, amanece prácticamente descargado. Si lo caliento, se recupera hasta el 30 ó 40% pero nunca hasta donde estaba la noche anterior. Puedo mantenerlo caliente durante la noche para evitar pérdidas pero me resulta incómodo dormir con un elemento relativamente frágil. Alternativamente, se puede extraer la batería y dormir sólo con ella.

Esto es un problema de la batería, no del aparato. Con una batería nueva, este efecto no es apreciable.

Con el Crosscall aún no he acampado en tiempo frío pero sí le he hecho pasar un par de noches en la nevera para reproducir la situación y ni se ha enterado.

Ventaja: Ninguno.

Rendimiento

El Crosscall es infinitamente más rápido en casi todo lo que hace, algo especialmente notorio en las tareas que requieren conexión a alguna red, sea GSM o Internet. Me resulta curioso porque hubiera pensado que, en esos casos, el cuello de botella estaría en el canuto de conexión pero parece claro que algo en el software o hardware del aparato influye también. Me va a ser difícil volver a usar el viejo Samsung para la vida diara, ahora que me he acostumbrado al rendimiento del otro.

Esto aplica al uso urbano porque, en el monte, donde lo que voy a usar es el GPS, no hay tal diferencia. Usando la misma aplicación, el rendimiento es prácticamente igual entre ambos aparatos. Quizá el Crosscall sea algo más rápido en obtener la posición inicial pero nada significativo. A la hora de navegar y usando mapas almacenados localmente, no noto diferencia.

Es curioso que, de acuerdo a este criterio, lo más óptimo sería ¡usar el Crosscall en la ciudad y el viejo Samsung en el monte!

Ventaja: Ninguno.

Resumen

Si me ciño a los criterios de evaluación, confrontados con los requisitos, me sale casi un empate. El viejo Samsung, con carcasa protectora, funda impermeable, batería nueva y otra, también nueva, de repuesto ofrece prestaciones similares a las del Crosscall por 210 gr contra 224.

A favor del Crosscall, resultará más cómodo de usar, especialmente en tiempo lluvioso, al no necesitar protecciones. También más fiable que una funda en la que, como acabe entrando humedad, se genera un microclima acuático que no hace nada bien a un aparato urbano.

Me parece de especial interés el asunto de si usar un único smartphone para todo (ciudad y montaña) o si tener al menos uno para cada cosa. Creo que contar con dos tiene más sentido a nada que el uso en montaña sea mínimamente comprometido. Al final, es lo mismo que hacemos con muchas otras piezas de material: tener varias versiones y elegir la que más convenga según el uso esperado: no vamos a la montaña en vaqueros. Seguramente, tampoco tendremos un único par de pantalones para la montaña: para escalar roca, ir y volver, me llevo los viejos. El material más específico (y, a veces, caro) lo reservo para los viajes importantes; así, me dura más en condiciones de buen rendimiento. Tiene sentido hacer lo mismo con un teléfono, que también se degrada con el uso (la batería, al menos) y con el que siempre se corre un cierto riesgo si se está usando a diario hasta el mismo momento de salir de viaje.

Otro aspecto a favor de reservar un smartphone para uso en montaña es mantenerlo limpio. El de uso diario acaba lleno de porquería, tanto aplicaciones como datos. No tengo claro a partir de qué momento esto empieza a afectar al rendimiento pero veo como una evidente medida de higiene tener limpito un dispositivo del que pretendes depender ahí fuera.

Conclusiones

En mi caso de uso y con los requisitos derivados de él, mi smartphone ideal para uso en montaña sería uno dedicado exclusivamente a ello, resistente, tanto a golpes como a la humedad, con batería de larga duración y extraíble. Un aparato similar al Crosscall pero algo más pequeño y ligero.

Otras personas con diferentes modelos de uso tendrán requisitos distintos y llegarán a otros resultados. Hay muchas variables y la cosa se pone compleja si realmente se quiere llegar a la solución más óptima. El cuadro completo implica tener en cuenta no sólo el propio smartphone sino todo el resto de elementos del material que se pueden ver afectados por la elección: los mapas en papel, el resto de aparatos electrónicos, los medios de carga de uno y otros, bancos de carga, cargadores solares o de otros tipos… Esto es materia para otro artículo diferente.

Por fin, soy consciente de que al elegir un smartphone específico y, además, diseñado para uso en montaña, me acerco mucho al receptor de GPS de toda la vida. ¿Tanta vuelta para esto?

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8 comentarios

  1. Jesús García Juanes

    Recuerda que existe un modelo de 10.000 mah.
    Un abrazo.

    • Viajarapie

      Hola Jesús, cuánto tiempo 🙂

      ¿Un modelo de CrossCall? El X2 es el de batería de más capacidad y, siempre según su web, tiene 4050 mAh

      • Jesús García Juanes

        Oukitel K10000 Max.
        Sumergible y con antorcha en vez de flash.
        Otro abrazo.

        • Viajarapie

          Muy interesante. 100+ gr más que el Crosscall M1 Core a cambio de una batería de más capacidad. Está muy bien que haya opciones, gracias por la info.

          • Jesús García Juanes

            Otra opción más bonita de diseño y peso es el Agm X1, pero de solo 5.300 mah.

  2. Jesús García Juanes

    El X1 con GPS de grado militar.

  3. Jesús García Juanes

    Lo ideal creo que sería un X1 de 200 gramos y una placa solar de 12 vatios que ya lleva batería de 10.000 mah.
    Iniciaríamos el viaje con 15.400 mah y podríamos aprovechar para recargar en el transcurso del mismo.
    Con 500 gramos de peso, tendríamos uso ilimitado de iluminación con doble leed, cámara, GPS y mapas sin necesidad de internet.
    Medio kilo no es mucho si comparamos con la suma de cámara y pilas, GPS y pilas, mapas de papel, linterna y pilas, más un pequeño teléfono móvil.
    Sí el viaje es en invierno o en zonas de poca iluminación, habría que usar placas de 18 o 24 vatios, es decir, de 3 o 4 paneles.

    • Viajarapie

      Muy interesante. Es una cuenta, la del peso de cada opción (tradicional, electrónica o mixta), que está aún por explorar, no hay muchos artículos que hagan una comparativa seria de pesos, y resto de pros y contras, ni siquiera en inglés. A mí aún me cuesta pensar en dejar de usar los mapas de papel, aunque este pasado verano lo he hecho, forzado por las circunstancias, y me ha ido bien. Los paneles solares son algo que no me termina de gustar, sobre el papel, los veo como un poco engorro pero no los he usado así que no puedo hablar con propiedad.
      La tecnología nos ofrece posibilidades nuevas y evoluciona rápido. Yo tiendo a conservador con estas cosas pero tengo claro que hay que tener la mente abierta a lo que surja.

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