El monte Aspiring brilla al sol de esta mañana espléndida. El Routeburn Track comienza allí delante, a los pies de la gran montaña y estamos felices de estar aquí, a punto de partir. Está claro de dónde llegó la gente que puso nombre a este lugar aunque por aquel entonces aún no habíamos visitado el Gleann Orchy caledonio.

Glenorchy

El siempre emotivo momento de ponerse la mochila y empezar a caminar. Con el tiempo, no ha perdido su encanto pero en aquellos años era, si cabe, aún más emocionante; especialmente, en estas circunstancias, con cartelito y todo, de forma que realmente parece que te estás embarcando en algo, lejos de la frialdad de un sendero que simplemente parte de la nada.

Le ponemos nombre

Uno de los típicos y sobresalientes paisajes neozelandeses: bosque, roca y glaciares; en este caso, los del monte Aspiring, uno de los gigantes de los Alpes del Sur. El fondo plano y despejado de ese valle es Routeburn Flats. Toda una postal.

Routeburn Flats y monte Aspiring

Burn significa, entre otras cosas, arroyo; y es este el arroyo que da nombre a la ruta (la ruta del arroyo de la ruta… me estoy liando…), formando una bonita poza que invitaba al baño, con ese agua tan transparente y de un color azul imposible… hasta que uno la tocaba con la punta del dedo. Estaba ¡gélida! y yo me he llegado a bañar en aguas gélidas pero creo que nunca una como esta. Al final, pudo más la atracción visual que el sentido común.

The Route Burn

Camino del collado Harris, el lago homónimo, lugar de paso de las aguas del río de la imagen anterior (nace algo más arriba). Hacia la derecha, fuera de la imagen, el volcán Erebus (que me suena a mí desde que era niño pero no sé de qué… pues estaba ahí, qué sorpresa) y, enfrente, Conical Hill, ese monte al que más adelante subiremos a por las mejores vistas.

Lago Harris

Recién pasado Harris saddle, el collado de la ruta, y asomándonos al otro lado, las montañas de enfrente son ya parte de Fiordland. Estamos mirando al suroeste; tras esas montañas (y tras bastantes más como esas), el mar de Tasmania. Los árboles, perfectamente ordenados, formando una línea casi recta en su límite altitudinal. Estamos cruzando los alpes del sur.

Valle Hollyford y montañas Darran

Tras el paso alpino, descenso hacia el lago McKenzie, con el límite del bosque perfectamente marcado en las laderas. Allí abajo, junto a la orilla más lejana del lago, se aprecia un puntito de aspecto no del todo natural, es el refugio McKenzie, donde pasaríamos esa noche.

Lago McKenzie

Otro de los recomendados desvíos es el que da acceso a Key Summit, con más impresionantes vistas de las montañas de Fiordland, allí enfrente, semicubiertas, en esta ocasión, por un buen manto de nubes, así como del valle que queda abajo. Montañas por todos lados.

Key Summit