This entry is part 43 of 118 in the series PCT Relato Completo

Lo bueno de la paliza de ayer es que hoy queda una jornada relativamente corta y relajada. Para cuando estoy listo, Heike y Tom están todavía a medias así que acordamos vernos en la carretera. La primera parte del día es ladera abajo, en un entorno bucólico y muy bonito; la «rutina» de siempre: bosque y prados, numerosos arroyos. En el fondo de un pequeño valle, me encuentro nada menos que a Three Gallon, que hoy está poco madrugador y aún está desperezándose. Me cuenta que los restos de la Dirty Dozen van ligeramente por delante. Nos veremos más tarde.

El PCT vuelve a subir a una cresta y aunque, de nuevo, esto no se puede comparar con lo de semanas atrás, el tramo que sigue es espectacular, con vistas de 360º hacia un mundo donde todo son montañas. No se trata de un mar de picos de paredes verticales sino de una estampa menos extrema donde predomina el verde del omnipresente bosque. El PCT discurre por la misma cresta, uno de esos trozos por los que da gusto caminar.

Esa es mi mochila y esa es mi cresta

Lake Tahoe, aún visible en el horizonte, va quedando atrás

Dado que espero a que me alcancen Tom y Heike, me tomo tiempo para un par de ascensiones próximas y, en esto, el que me alcanza es Three Gallon. Me dice que ha decidido parar también en Pooh Corner y continuamos juntos. Aún nos queda un largo tramo por la cresta esta e incluso tenemos tiempo de pisar algo más de nieve, ya bastante testimonial.

Tom y Heike no aparecen, ni siquiera en la distancia, y eso que, dado lo despejado del terreno, se ve el sendero bien a lo lejos. De hecho, vemos cómo se aproxima un senderista que nos alcanza mientras tomamos un descanso. Resulta ser Giddy Up. No ha visto a estos dos y yo me pregunto dónde están… como había quedado en esperarles en la carretera (Tom tiene su coche allí), dejo recado con un grupo que va en sentido contrario y sigo adelante.

A Truckee / Donner Lake se puede acceder por dos carreteras, la antigua, que es la primera que el PCT encuentra, o la autovía, 5 kms. más allá. Llegamos a la primera y, unos metros antes, nos encontramos el cartel de bienvenida de los Person:

Pooh Corner: free thru-hiker hospitality

Entre otras cosas, nos indica llamarles para que nos vengan a recoger. Esta carretera está bastante muerta; se utiliza, básicamente, para acceso a la pequeña estación de esquí. Hay un bar abierto cerca y vamos allí a llamar a los Person. Nos encontramos con un mensaje donde Bill nos dice que está fuera, tardará unas horas aún en volver y que le esperemos mejor en la autovía, así que seguimos adelante. Cuesta un poco, cuando ya nos habíamos mentalizado de que esto era todo por hoy.

Al poco de retomar el sendero, nos encontramos con Heike y Tom. ¿Dónde estábais? ¿Qué ha pasado? Me cuentan que, nada más salir de campamento, se confundieron de camino y acabaron tardando un buen rato en darse cuenta. Decidieron seguir y retomar el PCT más adelante, de ahí que no aparecieran por ningún sitio y nadie se les cruzara. Pero sí recibieron mi mensaje, vía senderistas en sentido contrario.

Están tomando un descanso. Quedamos en vernos en Pooh Corner. Three Gallon y yo continuamos con poca gana pero mucha determinación por un entorno bonito pero rutinario y que, en estas condiciones, no nos dice gran cosa. Pasada una divisoria, vemos ya la autovía y no hay sensación alguna especial por estar en las montañas.

Para mí, es un alivio llegar a la autovía; estaba cansado y hambriento. Llamamos a Bill Person de nuevo y le dejamos un mensaje: estamos esperando. Al poco rato, llega, nos carga en el coche y nos lleva a Pooh Corner.

El lugar es un precioso chalet a la orilla del lago Donner, a las afueras de Truckee. Los Person viven en Truckee y pasan sus vacaiones junto al lago. Tienen un pequeño rocódromo instalado dentro de la casa y un embarcadero en el lago. Esta vez, la hospitalidad es deluxe.

Jugando en el rocódromo

En Pooh Corner, nos encontramos con Sunny, Tadpole y Rolling Thunder, que continuan juntos. Llegaron ayer y se marchan en un rato. Poco después, aparecen Heike y Tom y ya estamos todos.

El lugar es muy bonito, el ambiente es relajado, sólo quedamos cuatro, una vez se marchan los demás. Bill es un anfitrión encantador, como de costumbre, y se nota, o eso noto yo, que le gusta tenernos ahí. No ya por nosotros, especialmente, sino por los senderistas en general. Bill recorrió el Appalachian Trail hace unos años y sabe de qué va la cosa. Y tiene un perrillo que es un encanto.

Bill es acogedor a tiempo completo, es como mamá: nos hace la cena y todo. Lo pasamos muy bien.

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