This entry is part 3 of 14 in the series Pennine Way

Inicio: Mankinholes
Fin: Lothersdale
Distancia: 35 km

Era descanso lo que necesitaba: por la mañana, me siento bien. No pletórico pero sí bien. Aunque conozco la sensación, de tantas otras veces, nunca deja de sorprenderme cómo el cuerpo puede recomponerse si le das alimento y descanso. Con eso, le basta.

El albergue de Mankinholes ha resultado un lugar extremadamente agradable en el que pernoctar. Si hay una próxima vez, además, me iré a cenar al pub.

Mankinholes

 

La ruta recorre la línea de colinas pardas sobre el valle verde. 150 metros de ascenso para volver a donde lo dejé ayer. Un poco más allá, el típico monumento puntiagudo a que veces nos da por poner en sitios prominentes:

Stoodley Pike

Stoodly Pike es más grande de lo que parece en la foto: se puede subir por una escalera interior a la plataforma sobre la base cuadrada, a casi 10 metros del suelo. Más que por el monumento en sí, el lugar es interesante por los panoramas.

Enfrente, una extensa zona verde: las colinas son lo suficientemente bajitas como para que las hayan convertido en pastos en su totalidad. El día es bastante luminoso, me encuentro bien y parece que se avecina terreno fácil.

Stoodley Pike, desde el valle

Los bosques en Inglaterra son preciosos, con su colección de árboles de hoja caduca. Lástima que haya tan poca extensión de bosque. En mayo, algunos de los árboles ya tienen brotes; otros, aún no y el conjunto tiene esa apariencia mitad primaveral, mitad invernal tan encantadora.

Callis Wood

La Inglaterra rural y su mosaico de prados vallados y granjas dispersas… y el curioso sistema de servidumbres de paso que hace que el principal sendero de largo recorrido del país (como todos los demás) atraviese los prados del granjero de turno, saltando vallas y pasando entre las ovejas. Hasta ahora, había cruzado algún prado suelto pero esta zona resulta la primera parte de «bienvenidos al laberinto».

Blackshaw Head

Lo de saltar vallas está oficializado, no hay que buscarse la vida:

Recorrer el Pennine Way te convierte en un «pisapraos»

Cruzar campas tiene su gracia pero requiere un buen grado de atención poco productiva. Ascender un poco y dejar atrás el mundo verde acaba resultando bienvenido. A pesar de su pinta austera y poco acogedora, los páramos tienen la importante ventaja de que son un sitio libre por el que caminar. No suele haber vallas.

De vuelta a los páramos

El Pennine Way pasa por una aislada ruina donde la leyenda sitúa el escenario de la novela Wuthering Heights, que no he leído. Me es más familiar la canción, que se me instala en la cabeza en bucle infinito.

Vuelvo a bajar del marrón al verde y subo otra vez al marrón. La idiosincrasia de las rutas en esta región se manifiesta muy bien en puntos como éste donde una señal marca una leve dirección con la leyenda «camino público»… lo que en realidad quiere decir es «cruza el páramo hacia allá» porque «camino», lo que es camino, no hay mucho:

Más o menos, por ahí

Es una sección corta sin mayores dificultades pero indicativa de que lo que aquí llaman «camino» no va necesariamente ligado a algo visible en el suelo.

Es poco habitual en las islas brítánicas tener los pies cocidos y necesitados de un refresco, algo muy habitual y que practico cada vez que tengo ocasión cuando camino en climas cálidos. Cuando paso junto a un arroyo, siento que necesito meter los pies en él. Quizá lo que mejor me viene es una excusa para un descanso. Me encuentro bien pero no camino con la alegría y soltura de las mejores ocasiones. No me preocupa: es sólo el día 3.

El agua coloreada que baja de los páramos da para fotos graciosas sin necesidad de filtro:

Agua marrón. Limpia pero marrón

Estoy llegando al final de los Peninos del sur. Por hoy, ya no habrá más páramo y sólo queda un pequeño tramo antes de bajar al Aire Gap, el hueco entre los South Pennines y los Yorkshire Dales. Es decir: las próximas 20 ó 30 millas serán por el mundo rural. Hoy también estoy más cansado de lo que hubiera esperado y el último tramo del día se me hace largo. Aún no estoy en forma.

Pennine Way

Fuera de los páramos, prácticamente todo el terreno es privado y no hay mucho donde esconderse para pernoctar pero a lo largo del PW las opciones de alojamiento orientadas a caminantes son abundantes y eso suele incluir sitios donde plantar la tienda. En Lothersdale, aparentemente, hay uno, y me pilla a una distancia razonable. Es un pueblo pequeñito y, para redondear la situación, tiene pub. Han sido sólo 3 días pero ¿quién dice que no me merezo ya mismo un homenaje? ¡Yo no lo digo! Y no hay nadie más.

Lothersdale

El «camping» es el cesped delante de la casa de una familia un tanto siesa que me no-trata con bastante frialdad. Las instalaciones tampoco son la creme-de-la-creme. Nada que ver con el amigable recibimiento y estupendo todo de las dos noches anteriores en Crowden o Mankinholes.

Sigo ensayando con el Trailstar. Cada noche es diferente con un chisme de estos.

Trailstarring in Lothersdale

«Pub» viene the «Public» (house), es decir, literalmente, una casa pública, abierta a todo el mundo. O «Free House», como también se las llama y reza en el letrero de «The hare and hounds» en Lothersdale. Llego a tiempo de una estupenda cena y hasta la floja cerveza me sabe rica.

Lothersdale

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