Hornillos y combustibles van unidos: cada combustible tiene requerimientos particulares para poder ser quemado y necesita un hornillo específico.

Gas

La necesidad de combustible no es algo absoluto: se puede prescindir totalmente de él, especialmente en la estación cálida o climas benignos pero, en cuanto nuestro viaje se extiende durante varios días, la posibilidad de transportar alimentos deshidratados o liofilizados, para cuya regeneración necesitamos algún tipo de combustible, puede compensar el peso de este y del material necesario para quemarlo.

No se trata, por tanto, de una cuestión subjetiva del gusto por comer caliente sino de una consideración práctica: el agua que no llevamos (al deshidratar los alimentos) y que, idealmente, podemos recoger del entorno, pesa mucho más que un hornillo y el combustible necesario para calentar el líquido y retornar a los alimentos a un estado comestible.

Veremos de qué opciones disponemos. Cada opción será discutida según sus pros y contras en lo que respecta a los aspectos básicos de poder calorífico, transporte, modo de uso, disponibilidad y hornillo/quemador necesario.