Caminar para viajar. El mundo a escala humana

Categoría: Iberia

Viajes por Iberia

Alta Ruta Cantábrica

LugarCordillera Cantábrica
ÉpocaJunio/Julio
Distancia434 km
Duración15 días

Nuestro senderito crestero típico

Recorrí la mitad este de la Alta Ruta Cantábrica en 2011 y la otra mitad en 2015. En 2021, he vuelto para unir todos los puntos bajo el paraguas de un viaje ininterrumpido a lo largo de la divisoria Cantábrica porque no hay nada como recorrer una cordillera de principio a fin. Un viaje entre el verde, el gris y el azul.

Qué maravillosas montañas y qué fantástico entorno para estirar las piernas, la mente y el ánimo.

Alta Ruta Cantábrica: cifras varias

Los fríos datos pueden hacer mucho por definir el carácter de un viaje. He aquí algunas cifras clave de mis días en la Alta Ruta Cantábrica.

Alta Ruta Cantábrica: sinopsis

Un viaje de dos semanas a lo largo de la espina dorsal de la Cordillera Cantábrica, esas montañas al norte de la Península Ibérica.

Alta Ruta Cantábrica

La Cordillera Cantábrica separa dos mundos: los valles costeros, estrechos y profundos, al norte; la meseta, al sur. A lo largo de la divisoria de aguas cantábrica hay una oportunidad fantástica para una ruta de largo recorrido y de altura, física y emocional.

Iberia Sin Vallas

LugarMontañas y mesetas de Cuenca y Guadalajara
ÉpocaFinales de octubre
Distancia266 km
Duración9 días

Tierras de Iberia

Una ruta lejos de los circuitos habituales, a través de las regiones menos pobladas de la Península Ibérica, con el interesante factor de la ausencia de barreras humanas en el territorio.

Iberia Sin Vallas: diario de viaje

Porque tenía que hacer algo con todas las fotos que saqué…

Recién llegado

Iberia Sin Vallas: Descripción

La serie de aspectos geográficos, humanos, medioambientales y personales que dieron forma a mi viaje por la Iberia Sin Vallas.

Plan / Materialización

La idea original era un viaje de dos semanas con principio y fin en una estación de tren, sin apenas penalización en forma de terreno de rutina en ninguno de los dos extremos. Punto de reaprovisionamiento en el día 6 con posibilidad de un segundo alrededor del día 10. En ambos casos, haría la compra y continuaría caminando. El plan era evitar pasar ninguna noche en pueblos.

Al final, resultó un viaje de 9 días con modificación de ruta para hacerla más corta y con un punto final diferente al planificado. El resto fue fiel a la idea original. Respecto al reaprovisionamiento, pasé por la localidad del día 6 y, aunque llevaba aún suficiente comida para completar 9 días, hice una pequeña compra por si acaso, dado el grado de incertidumbre y los constantes cambios sobre la marcha. Al final, no necesité estos extras.

La razón básica, casi única, para los cambios de planes sobre la marcha fue la pandemia. Cuando salí de casa, no había ninguna restricción de viajes que hubiera afectado a mi ruta original pero se veían venir. Aún así, decidí continuar con el viaje e ir adaptándolo a las nuevas circunstancias. Llegó el estado de alarma y algunas Comunidades Autónomas establecieron cierres regionales. Cuando cerraron Aragón, cambié la ruta para evitar esa región y poder mantener el punto final planeado. Cuando cerraron las dos Castillas, ya no me quedó más opción que cambiar el destino.

Iberia sin vallas

Podría aún haber completado las dos semanas de camino haciendo algo tan interesante como volver a casa caminando pero incluso esto se me chafó: cuando, a lo largo del día 5, conecté el teléfono a la red, recibí un mensaje del servicio de salud informándome de que mi padre había dado positivo en Coronavirus. Aunque no tenía síntomas, la situación era suficiente para que no me apeteciera estar lejos y desconectado e hice un nuevo plan para caminar hacia la estación de tren más cercana.

En el momento de escribir este texto, mi padre ha sido declarado no-contagiador, lo que equivale a haber pasado la infección. No ha llegado a caer enfermo.

Caminar en tiempos de pandemia

La ventana temporal de mi viaje coincidió con uno de los peores momentos de la segunda ola a nivel general en el país. No era un buen momento para viajar pero, debido a otras circunstancias, no tenía otro. Hasta donde yo sé, me mantuve dentro de la legalidad.

Esto último no fue suficiente para sentirme a gusto. No lo estuve. Había planificado intencionadamente un viaje extremadamente solitario en el que no esperaba encontrarme con prácticamente nadie en los senderos y preveía pasar casi sin parar por pueblos muy pequeños, que usaría para nada más que un acceso fácil a agua potable: llenar botellas en la fuente y seguir caminando. Sólo un par de pueblos grandes en los que haría una breve parada para comprar provisiones antes de seguir adelante, todo ello con la idea de mantener contacto con gente al mínimo indispensable.

Seguí esta idea al pie de la letra pero no fue suficiente para sentirme relajado aunque, efectivamente, apenas me encontré con gente y nadie expresó malestar por mi presencia. Uno de los escasos encuentros fue con dos agentes del Seprona con los que me crucé el día 2: me advirtieron de las restricciones a los viajes que estaban al caer pero no hablamos más del tema. Aparentemente, su interés estaba más centrado en la caza furtiva.

Uno de los aspectos delicados de las restricciones relacionadas con la pandemia por Coronavirus y el senderismo/montañismo es el de los toques de queda nocturnos que se declararon durante mi ruta. La idea de los toques de queda, recordaréis, era minimizar las interacciones sociales, tanto en lugares públicos como en domicilios, a base de forzar a la gente a estar en casa durante las horas nocturnas. En mi caso, pernoctando en el monte, cumplía plenamente con el espíritu de la norma pero quién sabe si mi situación cabía dentro de la formulación, dando por sentado que los/as legisladores/as no tuvieron en cuenta el viaje a pie a la hora de redactar. Desde luego, yo no estaba en movimiento ni encontrándome con nadie durante la noche. Al final, es una cuestión de más calado que afecta al derecho general al tránsito por el territorio, incluyendo la pernocta nocturna, visto, en este caso, en el contexto singular de una situación de pandemia.

Traicionando la idea original

En este caso, nada que ver con la situación socio-sanitaria, es un asunto mío personal. Mi idea original era la de una ruta principalmente campo a través. Pensaba que tendría mucho valor añadido, siquiera porque en esta región el terreno, la vegetación y la ausencia de vallas lo permiten, en contraste con muchas otras zonas, la mayoría, donde sería mucho más complicado, poco práctico o directamente inviable. Partiría con un punto de inicio, otro de final y una idea general de por dónde ir. Tampoco esperaba que hubiera muchos senderos, de todas formas.

Durante la planificación, me di cuenta de que, aunque, efectivamente, no iba a encontrar muchos senderos recreativos, sí que había una buena red de pistas de uso forestal/agrícola/ganadero y de que podía perfectamente trazar una ruta fiel a mi idea, sin desviarme ni un pelo, usando estas pistas. Entonces, pensé que sería buena idea tener un diseño base que llevar encima y al que recurrir en caso de que el campo a través no me convenciera in-situ. Esto fue, básicamente, el fin de mi idea original: una vez en ruta, no le veía mucho sentido al campo a través cuando podía seguir un camino estupendo cuyo Track, además, llevaba descargado en el Smartphone. Aún hice tramos campo a través aquí y allá pero fueron relativamente cortos.

Pista forestal en la Serranía de Cuenca

Campo a través facilito

No estoy seguro de cómo me siento al respecto, en retrospectiva. Ir campo a través tiene más encanto, es más especial que seguir caminos marcados pero las pistas se adaptaban perfectamente a mi ruta y usarlas no me obligó a pasar por ningún sitio que hubiera preferido evitar.

Terreno

Se trata de una región de mesetas elevadas y cordilleras menores en la divisoria atlántico-mediterránea en el centro-este de la península. Las llanuras cultivadas están alrededor de los mil metros de altitud. Los cultivos son de cereal en secano y huertas en las riberas. Por encima, sea meseta o montaña, suele ser todo bosque, principalmente pino, encina, roble y sabina. Los bosques son abiertos, poco densos en árboles y con un sotobosque escaso que permite paso franco.

Mi ruta comenzó y terminó alrededor de la cota mil. El plan original incluía una zona más baja, hasta 500 metros, aunque montañosa y muy interesante pero, tras todos los re-diseños sobre la marcha, me mantuve sobre la divisoria y nunca bajé de los mil metros. Las zonas altas, meseta o montaña, estaban por encima de los 1200 y el punto más alto de la ruta llegó a casi 1700.

Mesetas y el valle del Tajo

Hubo mucho sube-y-baja pero, en cuanto a desniveles, no fue una ruta exigente.

Estación

Esta ruta se podría recorrer en cualquier estación del año y cada una tendría sus dificultades. El verano sería quizá el peor momento debido al calor y la sequedad pero se podría hacer. Encontrar agua sería probablemente más complicado que durante el resto del año pero, en el peor de los casos, las fuentes de los pueblos deberían ser suficientes. El invierno podría ser estupendo si el tiempo se mantiene estable pero si se pone tormentoso podría hacerse muy duro. La primavera y el otoño son, probablemente, el mejor compromiso.

Yo he caminado a finales de octubre, con tiempo mayormente estable excepto por los tres primeros días, en los que un frenté cruzó la zona. Durante lo peor del frente, la combinación de frío, viento y lluvia hizo el viaje muy incómodo. Una vez pasada la inestabilidad, quedó el patrón típico de días soleados con temperaturas suaves, ideales para caminar, y noches frías, casi siempre bajo cero. Aunque la humedad ambiental no era notoria durante el día, al bajar la temperatura por la noche había mucha condensación.

Colores de otoño

Meteorología y condiciones generales

Ésta es una región de moderados extremos. A grandes rasgos, se puede decir que hace calor por el día y frío por la noche. Los frentes suele llegar con componente oeste aunque sólo los frentes potentes hacen llegar precipitación, algo que puede pasar en cualquier momento durante otoño, invierno y primavera. El verano es estable aunque puede haber desarrollos tormentosos locales. La altitud y la distancia a la costa hacen de esta región una de las más frías, de media, de la península.

Pasé la mayor parte del tiempo caminando entre árboles pero sin mucha sombra.

Sin Vallas

Fue la baja densidad de población y la ausencia de vallados, así, para empezar, lo que me atrajo a esta zona. Concretamente sobre las vallas, debo mencionar que me encontré dos grandes cotos vallados, ambos en las cercanías de Molina de Aragón en los días 5/6. Uno de ellos apareció en medio de mi dibujo de ruta y tuve que rodearlo.

Estas zonas valladas no tuvieron impacto en el conjunto del viaje pero, aunque fueran dos casos aislados, me disgustaron profundamente.

Una valla

Me disgustaron probablemente porque el resto sí cumplió las expectativas: Iberia Sin Vallas.

Pueblos y carreteras

Hay poca población pero nunca estás muy lejos de algún pueblo o carretera. La mayor parte de las carreteras son secundarias y con poco tráfico; los pueblos, muy pequeños. En mi ruta final, sólo crucé un corredor principal de comunicaciones una vez, con una autopista y una línea de tren de alta velocidad. Ambas están valladas así que hay que prever un punto de cruce con puente o túnel.

Crucé por los pueblos a propósito, siquiera para coger agua en las fuentes. En situaciones de viaje normales, esto es, sin una pandemia de por medio, visitar los pueblos sería parte de la gracia de la ruta, son localidades pequeñas, con encanto y una interesante vista al pasado.

Santa María del Val, Cuenca

Agua y comida

Dadas las circunstancias, intenté ser todo lo autosuficiente posible para minimizar contactos con gente e inicié ruta con mucha carga de comida que resultó suficiente para los 9 días que duró el viaje. En la ruta final, pasé por una localidad lo suficientemente grande para comprar comida sólo una vez, Molina de Aragón, por la mañana del día 6. El resto de pueblos eran demasiado pequeños.

Encontrar agua puede ser un problema. Es una región seca y mayormente caliza, con lo que el agua tiende a filtrarse hacia el subsuelo, apareciendo después en forma de manantiales, que acaban siendo un hito tan importante en el paisaje que incluso suelen aparecer en los mapas pero nunca hay garantía de que una fuente tenga agua cuando pases por ahí, especialmente en la estación seca, aunque aparezca marcada en un mapa.

La apuesta más segura para conseguir agua son las fuentes de los pueblos que, normalmente, están, de hecho, construidos alrededor de un manantial, típicamente localizado céntricamente en el casco urbano. Dibujé la ruta pasando por pueblos con cierta regularidad pensando en el acceso al agua.

Fuente en Terzaga, Guadalajara

Hay ríos y arroyos permanentes pero son una opción delicada para agua potable. Servirían en el curso alto, cerca del manantial, pero una vez que pasan por áreas cultivadas ya no me fiaría de ese agua, ni siquiera filtrada o tratada con químicos. Lo malo es que las huertas suelen estar en las riberas.

Fuentes

Son algo tan importante que cada pueblo tiene al menos una e incluso las que están por el campo suelen estar mapeadas, además de contar con los típicos caño y pilón. A veces, la propia construcción mola mucho; tanto que se merecen su propio capítulo

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Energía eléctrica

Partí con idea de no usar un enchufe en dos semanas. Esto no sería un problema para ninguno de los aparatos que uso excepto el Smartphone que, como ya es típico, además de para comunicaciones, de emergencia o no, utilizo para navegación. Había previsto la situación a lo largo del año cuando la situación sanitaria hacía del uso de locales públicos algo delicado así que preví ser energéticamente autosuficiente en mis viajes y me hice con una dinamo para la bici y un panel solar para los viajes a pie. Para este último, investigué a fondo el mercado y me decidí por un Anker PowerPort Solar Lite 15 W:

Panel solar

Este viaje sería la primera ocasión en la que iba a usar un panel solar, de cualquier tipo, así que salí ahí fuera sin experiencia previa, más allá de probar que funcionaba. Mis expectativas no eran muy altas: siempre pensé que si los paneles solares fueran realmente efectivos, se usarían mucho en ciertos ámbitos que requieren autonomía y no parecía el caso. Las críticas tampoco eran muy concluyentes.

Ahora puedo decir que esta primera experiencia ha sido positiva. Cuando las circunstancias familiares me obligaron a mantener el teléfono activo durante prácticamente todo el tiempo a partir del día 5 y el uso de batería se dobló respecto a cuando mantenía el modo avión (hasta un 50% de una batería de 3500 mAh), pasé a recargar el Smartphone cada noche desde una batería externa que luego recargaba durante el día desde el panel solar. Con 3 ó 4 horas era suficiente para recargar completamente la batería externa. Las condiciones eran bastante buenas, con el sol un pelín bajo en el horizonte pero a mi espalda, con lo que podía conseguir un buen ángulo colgando el panel de la mochila.

El conjunto completo de panel, cable y un par de mini-mosquetones para sujección a la mochila pesa casi 400 gr. Incluso si funciona bien, es discutible que merezca la pena en las circunstancias normales de la mayoría de los viajes que yo hago. Al peso citado hay que añadir el de una batería externa para hacer una recarga en dos pasos: del panel a la batería externa durante el día y de ésta al Smartphone u otro elemento durante la noche. Se podría hacer una recarga directa durante el uso pero sería engorroso. El modelo tiene sentido en circunstancias como las de este viaje, en las que no espero tener acceso a un enchufe durante mucho tiempo y el peso en baterías externas para ir recargando sería excesivo.

Al margen de circunstancias y necesidades de autonomía extensas, la clave del modelo solar es su fiabilidad. Si vas a llevar un panel solar pero no te fías del todo y acabas llevando baterías externas de sobra por si lo solar no da la energía suficiente, entonces, no merecería la pena. Con este viaje como única experiencia, de momento, no tengo criterio suficiente para declarar lo solar como efectivo pero sí que al menos ha funcionado lo suficientemente bien como para abrir la puerta.

Haré una crítica del panel solar concreto que usé en una entrada próxima.

Material

El material estándar de 3 estaciones funciona bien para una ruta como ésta y las versiones ligeras y estrategias de ahorro de peso aplican perfectamente. En el campo a través, puede haber encuentros con matorral denso y/o pinchoso pero nunca me pareció un problema serio a la hora de usar material ligero que, a veces, sufre en esas circunstancias. A la hora de acampar, no era difícil encontrar localizaciones protegidas; de hecho, todas mis pernoctas fueron entre árboles.

Pernocta en el robledal

En este caso, y al hilo de lo comentado en el apartado de energía eléctrica, llevé baterías externas extra y un enchufe por si el panel solar no daba la talla. Fue peso extra que dolió tanto física como psicológicamente pero me pareció necesario para asegurar al menos un elemento tan crítico como el Smartphone, sin el que ya no sabría estar.

Mi peso base para este viaje fue superior al habitual. Es muy interesante también la cifra del peso total porque, dado que llevé toda la comida para los 9 días desde el principio, se puede hacer constar sin necesidad de estimar. Éste es el desglose final:

 Ruta original / Ruta final

Éste era el plan original:

Y esto fue lo que finalmente caminé:

Nótese la diferencia de escala entre ambos mapas, tal cual aparecen; la ruta original tenía casi el doble de longitud que la final.

Ruta invernal en tiempos de tormenta

Un fin de semana largo, también conocido como «puente», en medio de esto que hemos venido a llamar la segunda ola de la pandemia, con las fronteras regionales cerradas, y una tormenta de estas con nombre propio, característica que reservamos para las tormentas grandes. Tres circunstancias en las que salir ahí fuera se complica y que sirven, por encima de todo, para recordarme por qué me gusta tanto el viaje a pie.

Evitando la masificación

Era un escenario de tormenta perfecta, incluyendo en la expresión la tormenta meteorológica, que traía nieve abundante a las montañas y, con la nieve, avalanchas de gente atraída por la novedad, efecto potenciado por el cierre fronterizo regional que deja a la gente con opciones más limitadas de lo habitual, también para mí mismo: en un año normal, el puente de principios de diciembre suele estar dedicado al viaje en bici con amigos/as, hasta el punto de que hemos hecho de ello una tradición a la que incluso hemos puesto nombre -somos Los/as Decemberists– pero 2020 no parecía un buen momento para viajar en grupo, ni siquiera localmente, así que me fui solo. A pie. Con raquetas de nieve, por si acaso.

La Sierra de Guadarrama está muy cerca de Madrid y suele tener mucha gente pero, en este caso, con nieve recién caída y sin opciones de viaje al más allá, era de prever que se pusiera hasta arriba. En estos casos, es importante ser consciente de que la sierra es muy grande y la inmensa mayoría de visitantes ocasionales se concentran en unos pocos puntos. Tracé una ruta que los evitara lo más posible, lineal, usando transporte público en rutas/horas no punta y teniendo en cuenta el condicionante meteorológico: el tiempo no iba a estar para caminar por cimas o crestas así que sería una ruta de valles y collados.

Sábado

Frío, viento y mezca de luz y oscuridad

El autobús me deja en un pueblo serrano que apenas se ha empezado a despertar pero no me falta un bar donde volver a desayunar. Que sea ración doble.

Miraflores de la Sierra

No me decidía entre café y chocolate y pedí los dos

El acceso a los senderos tiene un aspecto profundamente invernal, nevado y con los robles desnudos. El embalse de un poco más arriba reproduce también el ambiente gélido, barrido por el viento que baja desde las cumbres nevadas y nubladas del fondo.

Accesos tranquilos

Tiene pinta de estar fría

Arriba, en el puerto, la carretera está limpia y el pequeño aparcamiento, casi lleno aunque la zona, convertida en un embudo para el viento del noroeste, no es buen lugar para echar el rato, a pesar de los claros que, a ratos, dejan pasar un poco de sol. La gente que ha subido en coche ha llegado antes que yo y el camino está ya bien marcado por pisadas en la nieve polvo.

Me tienen la señal hecha un asquito

Altos de La Morcuera

Abajo, en el siguiente valle, la capa de nieve es fina pero continua, algo que, a sólo 1200 m. altitud, no suele durar mucho así que disfruto especialmente del ambiente invernal y la espectacular mezcla de luz y oscuridad, según cómo se colocan las nubes.

Robles y caballos del Lozoya

Luz aquí, oscuro allá

Puente sobre el Lozoya

Subo hacia zonas altas, lejos del valle y las poblaciones, para acabar el día y buscar discreción pero sin salir del bosque. A 1700 metros, hay mucha nieve y el vientotiene ráfagas muy fuertes, los árboles no son protección suficiente y tengo que buscar un parapeto rocoso para pasar una noche tranquila mientras el vendaval ahúya. Algunas rachas sacuden la tienda pero me he traído una muy resistente.

La elegancia de un túnel bien tensado

Si hay algo que echo de menos en esta tienda es un vestíbulo. Cuando cocinar fuera está fuera de toda cuestión y tengo que hacerlo dentro, resulta una operación delicada. Me pasé varios minutos sosteniendo el cazo mientras el agua se calentaba: incómodo pero, al menos, seguro.

Con cuidado

Domingo

Frío, viento y oscuridad

Volvió a nevar durante la noche y tuve que palmotear desde el interior al menos un par de veces para que no se me acumulara demasiado. Todo estaba inmaculadamente blanco por la mañana. La nieve estaba muy venteada y su profundidad variaba según la zona; en mi protegido sotavento, había unos 20 cm. La temperatura más fría que llegué a ver en el exterior no fue tan baja como auguraba la predicción.

Nieve nueva

20 cm de nieve polvo

Al amanecer

En esta zona, poco frecuentada, pude disfrutar de un rato muy especial, un mundo blanco y gris de nieve recién caída, alternando el silencio profundo con el ahuyar del viento. En la estación meteorológica que hay en las proximidades se llegaron a medir ráfagas de 100 km/h durante estos días.

En esta ocasión, no hay claros en la nube y todo el mundo visible es de algún tono de gris. Recuerdo haber atravesado esta misma zona en condiciones similares, años atrás, en los tiempos pre-Smartphone y sin GPS, y cómo me pareció considerablemente más emocionante, en todos los sentidos de la expresión. Ahora, con la orientación resuelta, queda la parte de trabajo duro para progresar en la nieve suelta. Por lo demás, es igual de bonito. Aquí sí que usé las raquetas y me alegré de tenerlas aunque la nieve no era lo suficientemente profunda como para que fueran imprescindibles.

Viva el gris

Poste solitario marca el camino

Piedra, poste, piedra

El único punto masificado que no puedo evitar tiene, lógicamente, carretera, aparcamiento lleno y mucha gente pero la escasa visibilidad y el ambiente riguroso calman mucho la posible sensación de agobio. Veo con estupor la cola para entrar al único bar del lugar, que es pequeño y, claro, tiene límite de capacidad. Lo entiendo todo y no entiendo nada. La ropa de la gente añade un punto de color a la escena.

Gris y otros

Pasado el collado, todo se vuelve tranquilo otra vez. Con 200 metros, bastaba. Según desciendo, salgo de la nube y vuelve el color a la escena en el marrón de los troncos de los pinos silvestres. Se abre la vista hacia el norte con un panorama poco habitual de nieve continua en el valle y, más allá, las llanuras de la meseta.

Más gris

Fuera de la nube

Todo nevado

Según me acerco a zonas más pobladas, me aparto de los senderos para buscar un rellano en la ladera en un sitio discreto. El viento sigue soplando y lo hace en direcciones variadas pero la tienda parece aguantar las ráfagas sin mucho problema.

Un rellano en la ladera

Lunes

Tormentoso y húmedo

La temperatura sube drásticamente durante la noche. Al principio, nevaba pero luego la precipitación cambió a lluvia en mi localización a 1600 metros. Ya lo había anunciado la previsión pero no por conocido es bienvenido el cambio: todo se humedece y, aunque hace menos frío, la sensación es la contraria. En este ambiente, mi tienda condensa mucho, un problema conocido también y, en esta ocasión, hay tanta humedad que, si no fuera porque sé que es mi última noche, estaría bastante mosqueado.

Vista en planta

El último día es para un plan relajado, un paseo por el bosque lluvioso junto a mi compañera, con quien me encuentro en el pueblo cercano, y con la promesa de un final feliz y, posiblemente, apoteósico en la taberna que hay al final de la carretera.

Un paseo por el bosque

Durante la mañana aún no llueve mucho y, por primera vez en el viaje, me sobra ropa. Llevo un chaquetón súper versátil, que funciona estupendamente ante viento, nieve e incluso lluvia, a pesar de que, técnicamente, no es impermeable, pero abriga mucho, sólo va bien cuando hace frío de verdad y es un monstruo de medio kilo que ocupa media mochila, si te lo tienes que quitar. Por eso no lo uso en rutas largas. Menos mal que, según subimos, vuelve la ventisca y me lo puedo volver a poner.

Poniendo negro sobre blanco

Cuando empieza a llover fuerte de verdad, aprovechamos la ocasión para darles una oportunidad a las chaquetas largas, que sigo valorando como prenda ideal para la lluvia en el largo recorrido. Tienen sus desventajas pero protegen muy bien, permitirían prescindir de un pantalón impermeable, que siempre es un engorro para quitar y poner, y dan una sensación muy acogedora de colocar la lluvia en un lado y a ti, en el otro.

En este caso, vamos con el modelo Señor(a) Oscuro/a, en formato pulóver y cobertura hasta las rodillas, y el modelo Rojo Vader, en formato chaqueta de apertura frontal y espacio para cubrir una mochila grande. El modelo Señor Oscuro es el que usé el año anterior en el Continental Divide Trail.

Señor(a) Oscuro/a

Parezco el robot de hojalata de la serie Mazinger Z

Llegamos, por fin, al bar. Han sido 3 días en condiciones difíciles y, a ratos, ha sido duro pero, cuando se me hacía cuesta arriba, pensaba en que el plan acababa aquí, con un par de guisos de los de cuchara en una mano y pan en la otra:

Sopa castellana

Judiones

Es un pensamiento recurrente en mis actividades montañeras y ha pasado mucho durante esta corta ruta: ¿qué leches hago aquí? Hace frío, estoy mojado, estoy incómodo, avanzar cuesta mucho trabajo y aún quedan horas y días de todo esto. Y sé que es porque, en el fondo, estar ahí fuera me hace sentir bien, vivo y conectado y es sólo gracias a todo ello que puedo estar ahora sentado delante de una pantalla tecleando esto. Si no, no tendría sentido.

La banda sonora de este pequeño viaje es este precioso tema de uno de mis grupos favoritos. Fue una compañía perfecta:

Iberia Sin Vallas: Antecedentes

Los movimientos poblacionales en España en las últimas décadas han sufrido de una extrema polarización. No es sólo el típico trasvase del medio rural al urbano, es también que hay grandes regiones sin un medio urbano al que emigrar. La gente se concentra en las costas, Madrid y poco más; el resto, ya sabéis. Hasta le hemos puesto nombre al fenómeno, aquello de «la España vaciada».

El término es un pelín antropocéntrico. Estará vaciada de gente y de las cosas humanas pero no necesariamente de todo lo demás. De hecho, es razonable esperar que la naturaleza, en general, lo lleve mucho mejor y es entonces cuando la cosa se pone interesante para lo que nos ocupa aquí.

El Centro-Este

O, dicho de otra forma, la zona cero de la despoblación: noreste de Castilla-La Mancha y sur de Aragón, un caso particularmente interesante. Se trata de tierras altas, en el entorno de la divisoria atlántico-mediterránea, que se situa aquí en una alineación norte-sur. El clima, seco y con extremos de temperatura, no es ideal para la agricultura y hay grandes extensiones que, probablemente, no hayan sido cultivadas nunca.

Sin duda recordaréis aquello de la ardilla que podía cruzar la península sin bajar al suelo como símbolo de que, antaño, todo era bosque, algo difícil de imaginar hoy día. Pues ésta es una de las zonas donde quedan los mejores restos de aquel pasado.

Además, y al contrario que en otras regiones también despobladas de gente, aquí, en la divisoria, el modelo de propiedad y uso del territorio, por lo que sea, no ha degenerado en un vallado masivo. Todo está abierto.

La España vacía y sin vallar

No es un área popular para el senderismo/montañismo. Le falta el glamur de las montañas grandes, no hay muchos senderos de propósito recreativo, tampoco hay ciudades grandes que puedan aportar público y, puestos a viajar desde fuera, no hay mucha gente que elija visitarla. Yo incluído.

Cómo llegué allí

A través del viaje en bici. No sólo es una región perfecta para pedalear con alforjas sino que, además, lo parece, con lo que era sólo cuestión de tiempo. Puede estar vaciándose pero los pueblos y las carreteras siguen ahí, muchas de ellas con muy poco tráfico, y ya a vista de mapa puedes prever que va a molar. Tras varios viajes por la región, se ha ido convirtiendo en favorita personal.

Pista forestal en la Serrania de Cuenca

España, en general, es fantástica para el viaje en bici por las mismas razones que encontramos en esta región entre Castilla y Aragón: una buena red de carreteras secundarias con escaso tráfico, paisajes bonitos, pueblos interesantísimos, arquitectura impresionante y una forma maravillosa de conocer un poco del mundo rural. Por desgracia, muchas otras zonas sufren de un modelo de propiedad y uso del territorio que ha acabado en vallados masivos de extensiones enormes. Es habitual estar circulando entre dos vallas infinitas. Para el viaje en bici, aunque no es agradable, no es el fin del mundo porque, a fin de cuentas, usamos las carreteras pero el viaje a pie necesita acceso al territorio y aquí viene el hecho clave que me llamó la atención de esta región del centro-este: no había vallas.

Empecé a imaginar un viaje a pie. Cuando la crisis provocada por el Coronavirus estalló y 2020 empezó a parecer un buen año para evitar irse lejos, recordé la Iberia Sin Vallas y pensé que tenía sentido.

Alta Ruta Cantábrica en noviembre

Noviembre es una época delicada para travesía de larga distancia en la Cantábrica: el tiempo atmosférico puede situarse en cualquier punto de un amplio dial que incluye escenarios con frío, humedad, niebla, nieve o todo junto.

La Cordillera Cantábrica

Relato completo

Valle del Lago, Somiedo

Hablo de «Leitariegos – Pajares» porque son los dos puntos significativos de la divisoria cantábrica que enmarcaban nuestro viaje pero, técnicamente, lo correcto es decir que comenzamos a caminar en Caboalles de Abajo, a pie de puerto; y terminamos de hacerlo en la urbanización de la estación de esquí de Valgrande, a un par de kilómetros del otro puerto. En medio, pasaron muchas cosas que contamos a continuación.

Alta Ruta Cantábrica occidental

LugarCordillera Cántábrica
ÉpocaAgosto
Distancia107 km
Duración10 días

Tardar en hacer caso a las rutas de largo recorrido que están cerca no es por falta de aprecio sino por cuestión de proporcionalidad: las montañas cercanas esperan su momento mientras, en los viajes largos, aprovechamos para irnos lejos. Tarde o temprano, llega ese momento y el viaje a pie vuelve a casa.

Día 10: Valgrande-Pajares

This entry is part 10 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Faldas del pico Negrón – Valgrande-Pajares (6 km)

Luz de la mañana, justo desde el lado contrario al de ayer tarde

Continúa la tónica de mañanas despejadas. Nuestro rellano está en la vertiente leonesa así que no sabemos aún qué se cuece por Asturias pero esperamos más nieblas. Nada más retomar el sendero, empiezan a asomarse por los collados.

Día 9: Faldas del Pico Negrón

This entry is part 9 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Veiga Candioches – Faldas del pico Negrón (13 km)

Mañana verde, gris y azul en Veiga Candioches

Nuevo día espléndido. Ayer por la tarde llegó a cubrirnos la niebla en Candioches pero ahora, por la mañana, la imaginamos recluida abajo, en los valles de Asturias, cosa que agradecemos porque en estas zonas de pradera las trazas del camino aparecen y desaparecen y las referencias no son nada claras. Ni siquiera hay un valle claro que seguir porque aquí las aguas se cuelan por los sumideros.

Día 8: Veiga Candioches

This entry is part 8 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Torrestío – Veiga Candioches (20 km)

IGN 77-III Torrestío. 1:25.000

El día aparece, por fin, despejado pero frío: en mitad de agosto y en el valle, ha helado por la noche. La escarcha se mantiene en las zonas de sombra hasta bien entrada la mañana. Cielos azules, ¡por fin!

Día 7: Torrestío

This entry is part 7 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Torrestío (0 km)

Torrestío es un pueblo pequeño, encantador, entre montañas, en lo más alto de la Babia Alta. Tiene un bar y un par de alojamientos del tipo casa de huéspedes, ahora más llamado casa rural. Rural, desde luego, sí que es.

Día 6: Torrestío

This entry is part 6 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Lago del Valle – Torrestío (15 km)

Por la mañana, está muy nublado, con nubes bajas, oscuras, que amenazan lluvia tanto como amenazan tragarse las montañas pero hay algún claro también. Renunciamos sin problema a una posible alta ruta hacia los lagos de Saliencia y decidimos ir por el camino fácil, que bordea la cresta que separa este lago de aquellos y, si hacemos caso al mapa, discurre enteramente por caminos. Puede ser importante si la niebla lo tapa todo.

Día 5: Lago del Valle

This entry is part 5 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Braña de Mumián – Lago del Valle (14 km)

La mañana comienza espléndida, con sol y cielo azul, pero el valle, abajo, está lleno de niebla que enseguida asciende y nos envuelve.

Despejado arriba, niebla en el valle

Día 4: Braña de Mumián

This entry is part 4 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Las Zreizales – Braña de Mumián (13 km)

Por la mañana, la cosa tiene mala pinta. Al contrario que en jornadas anteriores, el día se levanta ya sombrío para empezar. En realidad, el tiempo está siguiendo una cierta evolución lógica: cada día se ponía tormentoso a hora más temprana y cada día el tiempo tormentoso duraba más y era más severo. Hoy, nada de cielo azul mañanero para engañar: comienza ya gris plomizo.

Día 3: Las Zreizales

This entry is part 3 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Valle Vallera – Las Zreizales (11 km)

IGN 76-III. 1:25.000

El día amanece con nubes y claros, igual que ayer, aproximadamente fiel a la previsión que habíamos consultado antes de salir de casa y que, a tres días vista, aún es utilizable. Esa misma previsión anuncia más nubes y más lluvia esta tarde y todo indica que así va a ser.

Día 2: Valle Vallera

This entry is part 2 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Majada Rudiviechas – Valle Vallera (10 km)

IGN 76-III. 1:25.000

El valle por el que subimos tiene una cómoda pista… hasta que llegamos al fondo y se acaban las majadas. A partir de ahí, el mapa indica un camino que remonta las laderas hasta llegar a la divisoria en el collado de La Llana. Estas laderas que cierran el valle están cubiertas por arbustos de buen tamaño, típico terreno por el que es muy incómodo progresar si no hay un camino. Tenemos oportunidad de empezar a comprobar cómo va a ser esto de buscar la ruta y de si podemos creer lo que dice el mapa o no.

Día 1: Majada Rudiviechas

This entry is part 1 of 10 in the series Alta Ruta Cantabrica Occidental

Caboalles de Abajo – Majada Rudiviechas (5 km)

IGN 101-I. 1:25.000

Para variar, sienta estupendamente llegar al punto de inicio de viaje en un autobús para que has comprado el billete un par de días antes y, en lugar de desembarcar en una fría y anónima terminal, lo haces en la acera junto al bar en un pueblo de la cuenca minera de la montaña leonesa. Es media tarde, el cielo está plomizo y suena algún trueno; tras un café de despedida, comenzamos a caminar.

Material

Esta vez, éramos dos y el sherpa oficial era yo así que hubo que adaptar alguna parte del equipo: esencialmente, el sistema de acampada, por razones obvias, y la mochila, en la que necesitaba un poco de espacio extra; sobre todo, para llevar ración doble de comida.

Descripción

Es nuevo y resulta extraño para mí escribir sobre una historia con desarrollo distinto al esperado. Queríamos ir tan lejos como pudiéramos sobre la ARC y no fue eso lo que sucedió. Pero ¿llegamos lejos o no? No sabemos. Habría que definir «lejos».

Previa

Viajar a pie con armadura

A estas alturas, cuesta hablar de un viaje más sin repetir lo de siempre; y, sin embargo, hay hechos diferenciales que hacen que sea éste y no otro; que sea ahora y no en otro tiempo.

GR 74

LugarCordillera Cantábrica
ÉpocaOctubre/Noviembre
Distancia117 km
Duración4 días

Dada la época (finales de octubre – principios de noviembre), pensé que sería buena idea dejarme de complicaciones y recorrer un senderito bien marcado por zonas bajas donde no me fuera a nevar mucho por muy malo que hiciera pero hay veces que, simplemente, no hay manera.

En el parque natural Collados del Asón

Diario

Esta vez son sólo cuatro días y, si bien el inicio vuelve a ser Reinosa (ya tengo abono en el tren este nocturno), ahora el sentido de marcha será hacia el este y la vuelta desde Santander, a donde llegaré de alguna manera indeterminada. Del 29 de octubre al 1 de noviembre de 2005.

Planteamiento

Ultraligero en condiciones climatológicas adversas

Resulta inmediato correlar esta ruta con la recientemente realizada en esta misma zona, en época similar y con un planteamiento parecido.

Campamento en prado

Reinosa – Amieva

LugarCordillera Cantábrica
ÉpocaOctubre
Distancia163 km
Duración5 días

Periodo interesante: en plena vorágine de evolución hacia el ultraligerismo, llega el otoño, los días se acortan, empieza a hacer frío y el buen tiempo ya no va a ser la norma sino más bien la excepción; sobre todo, en las montañas cantábricas donde, si no es por el norte, es por el sur o por generación espontánea pero parece que siempre hay nubes.

Siltoldo en Polaciones

Diario

Como cinco son muchos días y dan mucho juego, parece que no tiene mucho sentido tener que volver al punto de partida así que la ruta será lineal. Un tren llega a Reinosa, pues de Reinosa se sale y… hacia el oeste, hasta donde llegue. No alcanzaré el jubileo pero, en un alarde de optimismo pre-ruta, llevo mapas para cruzarme media cordillera. Del 8 al 12 de octubre de 2005.

Planteamiento

Evolución hacia el paradigma ultraligero

El reto, en esta ocasión, viene más de las circunstancias que de la elección de material.

Pirineo Atlántico Circular

LugarPirineo Atlántico
ÉpocaAbril/Mayo
Distancia125 km
Duración4 días

A finales de abril – principios de mayo, el pirineo aún está nevado y los pasos poco practicables sin el equipo adecuado. ¿Dónde puede ir un senderista ligero con las manos en los bolsillos? Allí donde las montañas son casi colinas, siempre verdes, y los bosques son de hayas. Del 30 de abril al 3 de mayo, 4 días por el pirineo navarro.

Hayedos

Día 4: Elizondo

This entry is part 4 of 4 in the series Circular Pirineo Atlantico

St. Etienne de Baigorry – puerto de Izpegi – collado Elorrieta – Auza – Elizondo. 30 km.

Abandonando el GR 10, se remonta el camino que sube al puerto de Izpegi, en la muga entre Alduides y Baztan. Desde Izpegi, travesía al collado de Elorrieta. Subida al Auza, vuelta al collado de Elorrieta y bajada al Baztan, pasando por Erratzu y Arizkun y hasta Elizondo.

Día 3: St. Etienne de Baigorry

This entry is part 3 of 4 in the series Circular Pirineo Atlantico

Intzarrazquy – Esterençuby – St. Jean Pied de Port – St. Etienne de Baigorry. 42 km.

Ya íntegramente en el GR 10, se asciende a la cresta que nos separa del siguiente valle para llegar a Esterençuby. Desde aquí, el GR 10 busca los montes más altos posibles en lugar de los valles: sube y baja para alcanzar St. Jean Pied de Port, y vuelve a subir, al pico Monhoa, para bajar a St. Etienne de Baigorry.

Día 2: Intzarrazquy

This entry is part 2 of 4 in the series Circular Pirineo Atlantico

Auritz-Burguete – Fábrica de Orbaitzeta – Irati (puente de la Cuestión) – enlace con GR 10 – Intzarrazquy. 40 km.

El GR 11 comparte traza con el Camino de Santiago pasando por Roncesvalles e Ibañeta para ascender a la cresta divisoria entre Aezkoa y los valles del norte para descender hasta la fábrica de Orbaitzeta y entrar en Irati. En el puente de la Cuestión (Egurgi), abandono el GR 11 para tomar la pista que remonta el valle en el lado francés y enlaza con el GR 10, tomándolo hacia el oeste, pasando por el Col d’Irau para bajar al valle de Intzarrazquy.

Día 1: Elizondo – Auritz-Burguete

This entry is part 1 of 4 in the series Circular Pirineo Atlantico

Elizondo – Urkiaga – Auritz-Burguete. 33 km

Etapa enteramente sobre el GR 11. Desde Elizondo, se asciende a la cresta montañosa que separa Baztan de Alduides y se transita por dicha cresta hasta bajar al puerto de Urkiaga, donde se cruza la carretera para volver a ascender hacia las faldas del Adi y finalizar descendiendo al valle de Erro.

Creado con WordPress & Tema de Anders Norén & Contenido por Iñaki Diaz de Etura salvo mención específica