El WCT fue un espectacular colofón a un periodo de vacaciones en el que empezamos caminando por las montañas, como suele ser habitual (aunque ¡no en unas montañas cualquiera!) y terminó con este brutal cambio de decorado. Caminar junto al mar es algo muy especial pero hacerlo en un sitio donde la naturaleza aún es virgen es algo inédito. Nos trajo sensaciones nuevas, que no conocíamos, fauna que nunca habíamos visto y, en definitiva, experiencias distintas de las que aprendimos mucho.
Categoría: Pacifico
Viajes por el extremo oeste de Norteamérica
Jornada final y, como queremos que sea agradable, nos esforzamos en levantarnos pronto. Hoy hay un horario que cumplir, un furgo-bus que coger y no queremos tener que ir corriendo y nerviosos. Sigue haciendo buen tiempo; esto ya no hay quien lo remedie, vamos a terminar el WCT sin haber visto una gota de lluvia.
Nuestro último día completo (mañana será sólo media jornada). Será un día sencillo salvo porque la distancia, una vez más, vuelve a los estándares montañeros pero el tiempo sigue estando soleado (no nos lo podemos creer pero no nos vamos a quejar) y hace un par de días ya que dejamos de hacer el primo con las polainas, que ahora son un peso más a la espalda. No tenemos embarradas ni las botas.
Otro de los grandes atractivos de Cribs son las rocas que hay en las proximidades, curiosamente situadas entre la playa y el agua. Son alcanzadas por las olas, que llenan los orificios y forman multitud de charcos llenos de agua. No tengo palabras para describir todo lo que hay allí. Todos esos animalillos que siempre hemos visto en los documentales de la 2, están ahí: estrellas de mar, cangrejos, caracoles, percebes, tomates de mar, anémonas, más cosas con tentáculos cuyo nombre desconozco
Llegados casi al ecuador temporal (que no longitudinal) de la ruta, podemos dar por terminadas las dificultades; al menos, las orográficas. El tiempo, de momento, sigue portándose como un campeón y, salvo las nieblas, es espléndido. Ahora nos queda ponernos las pilas y empezar a recorrer las distancias que nos hemos ahorrado en los tres primeros días pero por terreno mucho más amable.
Hoy es el día mundial de las escaleras. La costa no es accesible y hay que ir por la selva, donde el sendero tiene que salvar las profundísimas hendiduras que han excavado los ríos. Hasta en 3 ocasiones, hay que descender a las profundidades a través de interminables series de escaleras para luego volver a ascender por el otro lado.
Al contrario que en las montañas, aquí sí que madrugamos. Hoy tenemos motivo: de acuerdo a la tabla de mareas, si queremos ir por la costa, tenemos que rodear Owen Point antes de media mañana o la marea nos lo impedirá. Y lo peor es que, una vez en la costa, es complicado retirarse. Owen Point es un acantilado prominente y, con marea baja, se puede pasar pero, cuando sube, sólo queda mar y pared así que tenemos un buen estímulo para levantarnos pronto y no demorarnos en la salida.
Los extremos del West Coast Trail están bastante aislados del mundo, ni soñar con un sistema de transporte público que llegue hasta allí pero, como de costumbre, el transporte a medida viene al rescate: dada la relativa popularidad del sendero, hay un servicio de autobuses específico para los senderistas: un viaje de ida al día, por la mañana, y otro de vuelta, por la tarde. Ambos viajes pasan por ambos extremos del sendero. Por una vez, no seremos los únicos malolientes en el autobús.
Éste es, a la vez, nuestro día de «descanso» entre rutas y el día que utilizamos para cambiar de mundo: de las rocosas a la costa oeste. Entrecomillo lo de «descanso» porque, aunque lo suponga en el sentido de ruptura con nuestra actividad cotidiana, de descanso, no mucho. Autobús, avión, autobús, barco y autobús. Eso es lo que nos espera, todo un prodigio de planificación del que me siento vagamente orgulloso (es broma…) que nos permite salir de Banff por la mañana y llegar al final del día a Victoria, en la isla Vancouver, listos para comenzar, al día siguiente, el WCT.
Bibliografía
El consenso general señala a Blisters and Bliss, A trekkers guide to the West Coast Trail, Foster, Aitken, Dewy, B & B publishing, ISBN 0-938567-27-6 como el libro que todo el mundo debe tener.
Si en toda ruta es importante, en el WCT lo es más. No ya por la orientación, que es muy sencilla (el mar es una referencia infalible) sino por las consecuencias de ser una ruta popular. El sistema de reserva es estricto: 52 personas por día, 26 en cada extremo, consiguen permiso para iniciar el sendero.
El West Coast Trail recorre los 75 kms. de costa entre las diminutas comunidades de Port Renfrew y Bamfield en el suroeste de la costa de la isla Vancouver. A pesar de que el clima de la zona es muy templado, la elevadísima pluviometría hace de esta costa un sitio un tanto incómodo donde vivir.
Puede parecer trivial pero no lo es. Puede parecer que 75 son muy pocos kms. pero bastaría pensar en cuántos tiene el mayor trozo de costa vírgen que nos queda en Europa o a dónde nos haría falta irnos para encontrar otros 75 kms. de costa vírgen para darnos cuenta del incalculable valor de este tramo que parece milagrosamente salvado del intrusismo de la civilización.
Lugar | Isla Vancouver |
Época | Agosto |
Distancia | 75 km |
Duración | 7 días |
La costa oeste de la isla Vancouver, al suroeste de Canadá, presenta una de esas singularidades que hacen de un lugar algo único: un tramo de 75 kms. de costa prácticamente vírgen y prácticamente deshabitada