Existe un considerable lío con el término Softshell. Hay quienes piensan que softshell es un material textil concreto, lo cual es incorrecto. Peor aún, quien lo piensa así lo suele asociar a materiales textiles bastante alejados de aquellos que mejor representan el concepto de softshell.

Buena parte de la culpa de toda esta confusión viene del incorrecto manejo de términos que no se conocen bien, tal cual sucede con lo comentado en las series sobre terminología; el resto del lío lo pone el mercado, deseoso siempre de encontrar una moda más: puesto el softshell de moda, llamemos a todo softshell, a ver si cuela y se vende mejor.

Para explicar el concepto, es útil acudir a la etimología: shell es una palabra del inglés muy utilizada en el contexto del material de aire libre sin un equivalente preciso en castellano y, con esto, ya empezamos a liarla: si buscamos shell en un diccionario, tendremos una pista de por dónde van los tiros (probadlo) pero no nos terminaremos de enterar sin acudir a la esencia de la traducción inter-idiomática: los idiomas no se traducen; se interpretan.

En el contexto del aire libre (léase, montaña), shell significa esa capa de vestimenta que llevamos en el exterior; habitualmente, asociada a la protección contra los elementos: viento, lluvia… esto es, si hace calor y vamos en camiseta, no llamamos shell a la camiseta.

Como concepto genérico que es, está sujeto a interpretaciones pero el concepto de la protección contra lluvia y/o viento es, yo creo, lo más aproximado. En castellano, podemos traducirlo como caparazón, barrera… no se me ocurre ninguna interpretación mejor y supongo que sobre esto cada cual puede buscar la palabra que sienta que representa mejor el concepto pero lo importante es, palabras al márgen, eso mismo: tener claro el concepto.

Pues ya tenemos la mitad de la expresión. Ahora, nos queda la parte soft

El término softshell nació como contraposición a hardshell. Lo que no tengo del todo claro es cómo se originó este último, si lo hizo de forma independiente o si fue un proceso contemporáneo y las hardshells recibieron ese nombre como forma de diferenciarlas de las softshells… me perdí esa parte de la historia. En cualquier caso, se ha llegado a una situación en la que se habla de hardshell como sinónimo de las prendas impermeable/transpirables, surgidas hace unos cuantos lustros como la gran revolución en el material de aire libre, basadas en esas mágicas membranas que pasaban el agua de un lado al otro pero no del otro al uno…

Como es bien sabido, las hardshells han cumplido las expectativas creadas a su alrededor sólo en parte; si bien es verdad que marcan una diferencia con respecto a las prendas no transpirables, también es verdad que no son la panacea que se nos quiso vender. Qué voy a decir aquí que no sepáis…

Por si fuera poco, las membranas dichosas son habitualmente, y hablando en términos llanos, un cacho de plástico con la rigidez y el desagradable tacto de un cacho de plástico. Tengo la impresión de que de aquí puede haber surgido el término hard aunque, ya digo, esto no lo sé seguro.

En cualquier caso, es aquí donde cobra fuerza el concepto de softshell: se trata de un tipo de prendas destinado a asumir la función de barrera contra los elementos (de ahí lo de shell) pero sin la rigidez (hardness) de las prendas que utilizan una membrana.

Y es aquí donde el mercado ve un nuevo filón: ¿qué es lo que disgusta a los usuarios de las prendas con membranas? Que son rígidas e incómodas y transpiran bastante poco… pues ahora vamos a venderles unas shells que van a ser cómodas y van a transpirar muy bien. Y las vamos a llamar Softshells, como contraposición y forma de diferenciarse de esas hardshells de las que queremos huir.

Y ya tenemos la expresión completa: esto es, softshell es un concepto de prenda o, dicho de otra forma, un tipo o categoría de prendas. No es un material textil concreto ni es una marca. Softshell se define por sus características, a saber: protección contra los elementos, alta transpirabilidad, capacidad aislante y comodidad al vestir.

El concepto, en realidad, no es nada nuevo pero el mercado vio una nueva forma de vender como nuevo un concepto viejo: se apoyó en materiales textiles de reciente creación y cuyas prestaciones venían muy bien para lograr las características buscadas y ahí surgió la “revolución” de las softshells como fenómeno mediático. Los materiales típicos de la revolución Softshell utilizan típicamente una doble construcción con una capa exterior en un tejido de nylon de alta densidad y una capa interior de algo parecido a un forro polar fino. La capa exterior provee la resistencia al viento y, en menor medida, a la lluvia, gracias no a una membrana sino a la propia construcción del tejido, muy denso y trenzado de forma que la superficie no es uniforme sino rugosa, con lo que se promueve la dispersión de la humedad en una superficie amplia, haciendo más difícil que penetre al interior. La capa interior provee cierta capacidad aislante y, con una superficie no uniforme y hecha de un material hidrófobo (poliéster), contribuye a evacuar la humedad interior. Voilá, softshell.

Desde el comienzo del boom (que llegó a españa cuando ya no era boom), han surgido multitud de materiales que implementan el concepto; probablemente, a los fabricantes de ropa les sale más barato hacerse su propia versión que comprársela a Polartec o a Schoeller. En esencia, son lo mismo: un exterior en denso y rugoso nylon y un interior en una especie de micro-forro polar.

Los softshells, así entendidos, han tenido un relativo éxito en ciertas condiciones: son prendas bastante pesadas, totalmente inadecuadas, por ello, para portar en la mochila. Sólo tienen sentido como prenda para llevar puesta todo el rato. Repelen bien el viento pero no tanto el agua que, tarde o temprano, acaba penetrando. Son por tanto, poco adecuadas como capa exterior única en condiciones de humedad. Además, tardan mucho en secar una vez mojadas. Son una especie de prenda que hace muchas cosas bastante bien (cortaviento, resiste-agua, aislante térmico…) pero ninguna a la perfección. En la práctica, han encontrado su nicho en condiciones invernales, con frío y escasa humedad ambiental, donde proporcionan la medida justa de aislamiento y transpirabilidad para actividades aeróbicas. Los materiales softshell tienen especial éxito como capa única multifunción en las piernas, donde se produce mucho calor con la actividad y no es tan crucial o tan complicado lograr un equilibrio térmico. Las chaquetas resultan bastante pesadas pero son cómodas.

En un sitio como España, muy poca gente conoce la etimología de la expresión softshell, ni su razón de ser ni la funcionalidad que se busca con las prendas softshell. Es por ello que los vendedores (que tampoco se lo saben, en general), lo han tenido muy fácil para intentar aprovechar el tirón mediático y llamar softshell a todo lo que se movía, a ver si así colaba y se vendía mejor. Hoy por hoy, el lío es considerable y encuentro que se llama softshell a casi cualquier cosa sin que nadie sepa muy bien qué es qué. Tampoco es que yo tenga muy claro a qué llamar softshell y a qué no, puesto delante de una prenda determinada… ni creo que haya un criterio tan claro como para definir al 100% qué prendas entran en esa categoría y cuáles no pero, en general, considero que un softshell debe cumplir las mencionadas características de resistencia a los elementos (no necesariamente impermeabilidad), buena transpirabilidad y cierta capacidad de aislamiento térmico.