LugarPenínsula Avalon, Terranova
ÉpocaAgosto
Distancia113 km
Duración11 días

Durante siglos, las pequeñas comunidades terranovenses se han aferrado al mar, única fuente de sustento y, casi, única vía de comunicación. En la península de Avalon, profundas ensenadas ofrecían protección de la furia del Atlántico y en ellas se asentaron los, en su mayoría, irlandeses que, huyendo de las penurias de su tierra natal, escaparon del fuego para caer en las brasas. Durante siglos, sobrevivieron con el mar como casi único vínculo y desarrollaron un sentimiento de unión y comunidad aún claramente perceptible hoy en día.

La civilización y sus vías de comunicación, tal y como las conocemos, son algo relativamente reciente en Avalon. Y es en la pasada década cuando surge la iniciativa de enlazar la multitud de pequeños senderos costeros para crear un itinerario ininterrumpido a todo lo largo de la costa más oriental de Norteamérica. 420 Kms. como objetivo de los que, en la actualidad, 220, continuos y convenientemente acondicionados, conforman el East Coast Trail.

El verano en Terranova, aunque corto, ofrece unas temperaturas agradables y unas condiciones excelentes para las actividades en la naturaleza. “Si no te gusta el tiempo, espera diez minutos”, reza uno de los refranes locales, haciendo honor a la extrema variabilidad del clima. Las nubes viajan rápido sobre los cielos de Avalon, salvo cuando deciden quedarse, formando las nieblas que durante un tercio de los días del año cubren estas costas.

El sendero alterna zonas expuestas y barridas por el viento, donde los árboles no han podido desarrollarse, con oscuros y profundos bosques de coníferas, abigarradas para protegerse de las inclemencias del tiempo. El mar es el elemento omnipresente: puedes oírlo, puedes olerlo y, durante la mayor parte del tiempo, verlo. La costa es recortada y acantilada, rocosa y repleta de ensenadas inaccesibles y espectaculares hendiduras que nos harán subir y bajar en extenuantes pendientes hasta acumular desniveles dignos de una gran montaña, aunque a duras penas lleguemos alguna vez a superar los cien metros de altitud.

Hito en el East Coast Trail

La sensación de aislamiento puede llegar a ser importante, con sólo algún que otro barco pesquero que, en la lejanía, nos recuerda que no estamos solos, no del todo. El número de caminantes es habitualmente escaso, tanto más a medida que nos alejamos de las poblaciones y, particularmente, en las zonas donde la falta de puertos naturales provoca la ausencia de rastro humano. Con un poco de planificación y, al menos, una extenuante jornada de treinta complicados kilómetros, sería posible descansar bajo techo cada noche pero nada comparado con la libertad y el cúmulo de sensaciones y experiencias que conlleva portar tu tienda y levantarla al final de cada jornada en algún apartado rincón junto al mar.

Por el camino irás dejando masivos acantilados, ensenadas de aguas transparentes y rocas en equilibrios imposibles, mientras caminas al borde, siempre al borde – a veces, demasiado; cuidado con los tropezones- y, en general, un escenario espectacular y puro, nuevo y distinto a cada paso.

Las aves marítimas son una constante, desde las comunes gaviotas hasta los curiosos y característicos puffins. Las puedes ver volar pero también anidar o pescar. Los alces son abundantes y no excesivamente tímidos; puedes, quizá, encontrar una antigua cornamenta y, al tiempo que la levantas, con esfuerzo, preguntarte cómo pueden llevar ESO sobre la cabeza.

Pero el mamífero más grande en lontananza está justo hacia el otro lado, nadando bajo las olas y saliendo a respirar cada pocos minutos, momento en el que puedes ver, y oír, el inconfundible surtidor. El principio del verano es la mejor época para avistar ballenas, en su migración hacia el norte, así como el final de la primavera es un buen momento para otro espectáculo local, el desfile de icebergs que la corriente de Labrador trae desde los glaciares de Groenlandia.

Como colofón, procura no pasar por este rincón del nuevo mundo sin entablar contacto con sus gentes. Será porque su entorno les ha enseñado que ayudarse mutuamente es la única opción viable pero lo cierto es que expresiones como amabilidad, hospitalidad o buena fe adquieren toda una nueva dimensión en Terranova. Imposible resumir con meras palabras, tendrás que ir y comprobarlo.