Vadear torrentes en la Alta Sierra

El sueño del paraíso toca a su final porque, lo bueno, como todo, tiene un final. Y sabemos que lo mejor de todo es la vida en el sendero pero hace falta recordar y recuperar la mentalidad que nos lleva ahí fuera para afrontar con alegría y determinación el hecho de que el reto no acaba en VVR. Ni siquiera la Alta Sierra y sus cosas: sus glorias y sus miserias.

Cierto que el tramo entre Whitney y Vermillion Valley es el epítome de ambas y que, en cierto modo, lo más duro ha pasado ya pero aún nos queda mucha nieve, algunos altos pasos y un montón de ríos furiosos. Tenemos que ir por ello y tenemos que afrontarlo con la misma ilusión de siempre.

Para mí, esta sección será diferente y emotivamente intensa. Por un lado, cambiarán las tornas personales: no al principio, donde seguiré con RT y TG hasta que el PCT encuentre, por fin, un trozo perdido de asfalto, en Reds Meadow, desde donde ellos abandonarán el sendero para tomarse unas vacaciones de unos días en Mammoth Lakes. Desde ahí, continuaré solo. Por otro, justo en ese punto retomaré el recuerdo de aquel hermoso viaje de hace unos cuantos años, mi primera ruta en Norteamérica, aquella que recorrimos dos jovencitos e ilusionados viajeros a pie hace ya bastantes años. El tiempo ha pasado y las circunstancias han cambiado; también el sentido de marcha pero la ilusión sigue ahí, intacta y, si cabe, retroalimentada y amplificada por el poso de la actividad más hermosa que he encontrado en la vida.